EQUIPAMIENTO HISTÓRICO en una arteria de la ciudad

El Molino busca comprador

La fachada de El Molino.

La fachada de El Molino. / periodico

CARLOS MÁRQUEZ DANIEL / BARCELONA

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Los dueños de El Molino han llegado a la conclusión de que la supervivencia del local como sala de variedades pasa por la venta del edificio, uno de los emblemas del Paral·lel y también de Barcelona. Ociopuro, la empresa propietaria, de la que Elvira Vázquez es su alma y principal accionista, busca un inversor que se quede con el inmueble de siete plantas y 2.350 metros cuadrados. A cambio, ellos seguirán con su actividad artística en régimen de alquiler.  

Este diario incluía este sábado una publicidad con el anuncio de la finca en venta, que reabrió en octubre del 2010 después de 13 años de inactividad. A través de la compañía Renta Corporación, Ocipuro, que adquirió El Molino a finales de los 90 e invirtió 15 millones en el rescate del mítico cabaret, promete una rentabilidad anual del 4,8% y pone como condición al comprador un aval bancario de cinco años y un contrato de 10 años de obligado cumplimiento. "Rehabilitación integral con instalaciones muy innovadoras en tecnología y servicios", garantiza el reclamo.

EL AYUNTAMIENTO, "ATENTO"

La compañía aspira a poder quedarse en El Molino pagando un alquiler, según aportan fuentes conocedoras de la negociación. Y con lo que saque de la venta, espera poder asumir parte de la deuda asumida en estos años, agravada por el asfixiante IVA cultural y las estrecheces de la crisis que en el 2013 la llevaron a un concurso de acreedores que pudo salvar un año después. ¿Pero qué pasaría si un fondo de inversión lanzara sobre la mesa una carretada de millones pero pone como condición un cambio de actividad y que la compañía actual haga las maletas?

Por parte del ayuntamiento, el concejal de Arquitectura, Paisaje Urbano y Patrimonio, Daniel Mòdol, recuerda que El Molino es una "pieza clave del paisaje urbano y del patrimonio cultural de Barcelona, al margen de un referente del futuro Paral·lel que se está construyendo entre el consistorio y las entidades vecinales". "Estaremos atentos a lo que pase con el local, no tanto por las ofertas que puedan llegar como por el uso que se quiera dar al edificio", añade el edil y también arquitecto.  

El despacho de arquitectos Bopbaa fue el encargado de dar forma al proyecto liderado por Elvira Vázquez. Jordi Bohigas es uno de los socios y explica que la fórmula de vender y pactar un alquiler o un 'partenariado' "es habitual en los hoteles", puesto que son muchos los que se están deshaciendo del inmueble pero manteniendo la titularidad. Este artista de lo vertical recuerda que la actual propiedad logró evitar que unos empresarios del Este convirtieran la finca en un prostíbulo a finales de los años 90. "Fue de un pelo", dice. Aquellos magnates, rememora, eliminaron toda la capa decorativa del interior. Un sacrilegio que, sin embargo, permitió "descubrir que la estructura de detrás estaba en muy mal estado". 

EL TEATRO MÁS MODERNO

Bohigas estima que el precio del edificio podría acercarse fácilmente a los 20 millones de euros, ya que la obra terminada en el 2010 convirtió El Molino "en la sala de espectáculos más moderna de la ciudad". La estructura está completamente automatizada y es muy versátil. Y además no ha quedado para nada desfasada". 

El Molino ha sido un testigo de excepción de la transformación de Barcelona en los últimos 100 años. Pero no solo eso. Es para muchos un símbolo de la ciudad canalla, inconformista y gamberra. En palabras de Bohigas: "El nombre de la calle ya te lo está diciendo. Paral·lel: ir al lado de la línea oficial, pero al margen. Eso también es El Molino, y por eso es tan importante que perdure".