Duelo de usos en un exoasis

El ayuntamiento decidió hace un año implantar la polémica entrada de pago para tratar de combatir las aglomeraciones en esta obra de Gaudí. El resultado complica la visita del público local (que debe registrarse) y hace que muchos viajeros se acerquen a ver solo la parte más externa. El desfile de autocares prosigue, y la invasión de visitantes en autobuses y metro a la zona también ahondan en esa sensación de que el oasis de paseo, ya no lo es. Otros puntos calientes se sitúan en el Front Marítim, donde muchos inversores han convertido los carísimos pisos en alojamiento turístico, y hasta en Fort Pienc.