De distinguida a canalla

La Fundació Setba, ubicada en el piso donde vivió Ocaña, celebra su tercera exposición sobre la memoria de la plaza Reial El edificio donde está el Sidecar protagoniza la muestra

Finales del siglo XIX 8 En 1893, la plaza Reial era uno de los lugares más elegantes de Barcelona.

Finales del siglo XIX 8 En 1893, la plaza Reial era uno de los lugares más elegantes de Barcelona.

CRISTINA SAVALL / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La plaza Reial, con su fuente, farolas modernistas, soportales y palmeras, es de las más carismáticas de Barcelona. En un soleado piso con siete ventanales se encuentra la sede de la Fundació Setba. En ese espacio señorial, que desde hace tres años acoge exposiciones dedicadas a la historia de la plaza, vivió José Pérez Ocaña, personaje clave del underground barcelonés en la década de 1970, el tiempo más convulso y canalla de esa zona, y años después el cantautor Lluís Llach.

Cristina Sampere, directora de proyectos culturales de Setba, afirma que la iniciativa comenzó «con gran éxito de público» en el 2012. La primera exposición fue La memòria de la plaça La memòria de la plaçay contó con la participación de varios artistas, entre ellos Nazario, conocido vecino de la plaza. «Desde entonces destinamos los beneficios a registrar en vídeo los recuerdos que guarda la gente mayor sobre la vida cotidiana en este espacio», explica.

Con este material de vida, Morrosko Vila Sanjuán está realizando un segundo documental que en enero se proyectará en el Maldà«No queremos perder la memoria oral. Conocimos a Joana Rocasalbas, una señora que hacía 50 años que vivía en la plaza. Explicaba que Ocaña se paseaba vestido de princesa, que era muy buena persona, que los niños jugaban a la pelota bajo las palmeras y que en su juventud el aperitivo de moda los domingos en bares como el Texas eran los calamares a la romana».

Dalí sobre un rinoceronte

La segunda muestra rindió homenaje a El Taxidermista, tienda fundada en 1926 por Lluís Soler, que puso el rótulo de Museo Pedagógico de las Ciencias Naturales. Allí se disecaba desde una cabra a una cría de rinoceronte, famosa por la foto publicada en 1960 por la revista Destino donde se veía a Salvador Dalí sobre su lomo.

David Revelles, periodista especializado en guías de viajes y rutas culturales, habla de ello en los itinerarios que acompañan a la exposición el 12 de diciembre y el 16 y 24 de enero. «La plaza sigue siendo un universo desconocido, repleto de anécdotas, historias y curiosidades fascinantes», considera Revelles, que recuerda que Dalí llegó a encargar 200.000 hormigas en El Taxidermista. «Otros clientes y visitantes insignes fueron Joan Miró o Josep Maria de Sagarra». La leyenda dice que Ava Gardner llevó en 1950 allí a disecar la cabeza de toro que le brindó Mario Cabré, tras intimar en el rodaje de Pandora y el holandés errante.

De La Vanguardia al Sidecar es la exposición actual, que recuerda el edificio en el estuvieron los primeros talleres del diario barcelonés. En el espacio que hoy ocupa la sala de conciertos del título se hallaba el Texas, que, según recuerda el Xavier Theros, que mañana imparte una conferencia en Setba sobre este tema, era el lugar de encuentro de los marineros de la Sexta Flota. «Lo alquilaban para sus fiestas y el propietario tuvo que fijar los taburetes al suelo para evitar peleas».

Roberto Tierz abrió el Sidercar en 1982, que junto a la discoteca Karma y el club de jazz Jamboree son aún los puntos neurálgicos de la noche de la plaza Reial. La misma en la que en 1861 se inauguró el primer restaurante de lujo de la ciudad: Gran Restaurant de France, aunque se conocía como Can Justin, poco después de los almacenes El Águila, que en 1857 se instalaron temporalmente en la plaza.

La plaza Reial ocupa el solar del antiguo convento de los capuchinos. La diseñó el arquitecto y urbanista Francesc Daniel Molina en 1848. En el centro luce la fuente de hierro de las tres Gracias y dos farolas que son obra de juventud de Gaudí, primer encargo al reconocido arquitecto por parte del Ayuntamiento de Barcelona. Cerca sobrevive el Herbolario del Rey, que ya proveía de remedios a la reina Isabel II. Curiosamente, la plaza está hermanada desde 1977 con la plaza Garibaldi, de México DF, famosa por los mariachis.