Cornellà se autoimpone un salario mínimo de 1.071 euros al mes

El faro es San Francisco. Queda lejos de Cornellà (9.570 kilómetros, ya puestos a dar datos), pero ahí, en la ciudad californiana, es donde está la principal fuente de inspiración. El plan es fijar un salario mínimo en la ciudad del Baix Llobregat notablemente por encima del oficial en España. El salario mínimo interprofesional fijado por el Ministerio de Trabajo para el 2016 es de 655,20 euros al mes. El Ayuntamiento de Cornellà se propone que, en la medida de sus fuerzas, dentro de los límites de su término municipal sea de 1.071,40 euros, 15.000 euros brutos al año a tiempo completo.

La medida no es un brindis político al sol. Emilia Briones, teniente de alcalde de la ciudad, explica que el ayuntamiento ha radiografiado ya todos los salarios de sus funcionarios y de las empresas municipales y ha certificado que en ningún caso están por debajo de esa cifra. El siguiente paso lógico --prosigue la teniente de alcalde-- consistirá en introducir esa remuneración salarial como condición ineludible para las empresas que opten a concursos público en Cornellà. La tercera etapa del plan es más compleja. Se trata de lograr la complicidad de las asociaciones empresariales y comerciales de la ciudad y, con la ayuda de los sindicatos, lograr un ecosistema salarial en Cornellà que permita que la recuperación económica y la salida de la crisis, sea cuando esta sea, no deje enquistados unos sueldos de subsistencia.

Este tipo de iniciativas municipales han logrado una gran notoriedad en Estados Unidos estos últimos años. Allí, los salarios se computan por horas. Desde tiempos del republicano George W. Bush el sueldo por hora está estancado en los 7,25 dólares. San Francisco, la más importante de las ciudade que se han sumado a esa línea de trabajo, pretende alcanzar los 15 dólares progresivamente.

PLANES DE OCUPACIÓN DESDE EL 2012

El salario mínimo no es una competencia municipal en España, pero los ayuntamientos se han convertido en muchos en casos en la primera línea de choque contra la crisis con independencia de las fronteras competenciales. Cornellà, por ejemplo, ha destinado unos seis millones de euros entre el 2012 y el 2015 a planes de ocupación, entre otras razones porque goza de una salud financiera envidiable. Con ellos ha contratado, por ejemplo, a profesores en paro para que impartan clases de refuerzo en las escuelas de la ciudad, ha empleado a administrativos para tareas de despacho y ha proporcionado trabajo (siempre de forma temporal, porque así obliga la normativa de los planes de ocupación) a personal en obras públicas.

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