transformación de un equipamiento cultural

Can Fabra se prepara para acoger al Taller de Músics

Un músico pone a prueba la sonoridad del nuevo espacio.

Un músico pone a prueba la sonoridad del nuevo espacio.

MARTA CERVERA
BARCELONA

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El Taller de Músics prepara su desembarco en Sant Andreu. La escuela que surgió en el Raval gracias al impulso de músicos y amantes de géneros como el jazz y el flamenco se ha puesto como objetivo inaugurar las nuevas aulas de la Escola Superior de Música en Can Fabra en septiembre. «El Taller de Músics ganará espacio. Aquí se trasladarán los estudiantes que tenemos de segundo y tercer curso superior, y empezarán los de primero si las obras se llevan a buen puerto y se cumplen los plazos pactados», explicó Lluís Cabrera,  alma del Taller de Músics cuya creación impulsó hace 32 años.

Las obras han empezado ya y deben estar listas para septiembre, coin-

cidiendo con el inicio del nuevo curso. El nuevo centro ocupará los 1.300 metros cuadrados de la planta superior de Can Fabra, una antigua fábrica textil que en sus pisos inferiores acoge una biblioteca y una sala de actos. Uno de los retos de Dom Arquitectura, empresa ganadora del concurso para construir el recinto, es asegurar la correcta insonorización de la planta. En ella se ubicarán 10 aulas de 10 metros cuadrados para la práctica individual del instrumento; un laboratorio de 75 metros cuadrados; una sala de 70 metros cuadrados para técnica corporal; otra de 30 metros cuadrados para grupos de cámara; un aula de enseñanza no instrumental; seis salas de instrumento y una gran espacio de coro y orquesta de 150 metros cuadrados.

FINANCIACIÓN PÚBLICA Y PRIVADA/ El coste de las obras se eleva a 1,5 millones de euros. El Ayuntamiento de Barcelona, que ha cedido el espacio por 15 años, aporta medio millón. La Caixa. a través de un acuerdo para promover proyectos culturales avalados por la Generalitat, aporta otro medio millón y el resto, 800.000 euros, los pondrá el Taller de Músics. De ellos, 300.000 euros se destinarán a cubrir todo lo que no es obra: muebles, instrumentos, equipos de sonido, ordenadores y material diverso. «Quién sabe, quizás tengamos que hacer una suscripción popular para pagar nuestra parte como hicieron para construir en su día el Palau de la Música», bromeó Cabrera.

Barcelona cuenta con otras dos escuelas superiores. La más antigua es la del Liceu, privada, que hace dos años  inauguró sede en Nou de Rambla, en un terreno municipal. La otra es la Escola Superior de Música de Catalunya, creada en el 2001, que comparte edificio con el Auditori, junto a Glòries. «Aspiramos a ser la tercera escuela superior en Catalunya pero no la tercera en discordia», destacó Cabrera. «Hay que huir de confrontaciones y sumar fuerzas para convertir Barcelona en polo de atracción musical para estudiantes de Europa y de Latinoamérica».