IMPACTO DE LAS VISITAS MASIVAS

La Barceloneta reclama a Colau resultados ante los pisos turísticos

Acción ante la empresa de alquileres Airbnb en el paseo de Gràcia.

Acción ante la empresa de alquileres Airbnb en el paseo de Gràcia.

RAMON COMORERA / BARCELONA

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Pasan las semanas y hasta los meses y los vecinos de la Barceloneta indignados por el impacto que tienen en sus casas y en sus vidas la persistente proliferación de los pisos turísticos sin licencia y los abusos de muchos de sus ocupantes no acaban de ver que las medidas anunciadas por el nuevo ayuntamiento 'amigo' de Barcelona en Comú (BC), que lidera la alcaldesa Ada Colau, den resultado. Unas 200 personas se manifestaron ayer a primera hora de la noche desde la plaza de Catalunya hasta la de Sant Jaume para reclamar mano dura y eficacia en la detección y sanción de los muchos alojamientos irregulares que, según denuncian, siguen existiendo en el barrio marinero copado por el turismo masivo. Por primera vez se vieron pancartas y se oyeron algunas proclamas que reclamaban soluciones a Colau.

La marcha se hizo notar porque la encabezaban el tradicional cañón símbolo de la Barceloneta, que lanzó varias decenas de fogonazos en forma de estruendosos petardos, y un hiperactivo y bien coordinado grupo de niños que percutían con buen ritmo sus tambores. La manifestación empezó con una protesta en el paseo de Gràcia frente a la sede de la empresa de una de las mayores plataformas digitales de alquiler de alojamientos turísticos. Los vecinos gritaron consignas contra el portal norteamericano Airbnb al que acusan de ser el principal canal de oferta de pisos sin licencia.

En la puerta

La acción incluyó varios estallidos del cañón, la colocación en la puerta del inmueble de carteles que denunciaban "la inseguridad, la especulación y las molestias" que genera esta actividad irregular y el reparto de octavillas en inglés y francés entre las decenas de personas, muchas de ellas turistas, que miraban sorprendidas cuanto sucedía. Los manifestantes repitieron la protesta en la Via Laietana a su paso frente a las oficinas de otra de las grandes plataformas de alquiler turístico por internet. Casi en el cruce de la avenida de la Catedral, la 'guerrilla amarilla'por el color de las camisetas reivindicativas que exhiben estos vecinos de todas las edades, gritó contra las fincas que gestiona Booking.

Lluís Armengol, uno de los portavoces de la plataforma La Barceloneta diu prou que impulsa las movilizaciones desde el estallido de agosto del pasado año, lamentó "la ineficacia del procedimiento que deben seguir las denuncias y los requerimientos de los inspectores y del propio consistorio contra los pisos ilegales y las plataformas que facilitan los contactos para alquilarlos".

La manifestación acabó su ruta en la plaza de Sant Jaume. Allí dirigió primero las proclamas y los correspondientes fogonazos del cañón contra la Generalitat, lado montaña, y con efectivos de los Mossos d'Esquadra que custodiaban la puerta. Después lo hizo contra el ayuntamiento, lado mar, y sin que hubiera en este caso ningún agente de la guardia urbana visible.

Uno de los oradores expresó megáfono en mano la impaciencia, y también la decepción, del barrio: "Tres meses después del nuevo ayuntamiento el turismo sigue descontrolado". En las primeras pancartas críticas con el consistorio de BC se podía leer "Colau, la Barceloneta la tens abandonada" o "Sra. Colau, ¿dónde están sus soluciones?".

"Volveremos"

Después de lanzar cuatro 'cañonazos' contra la sede municipal, los indignados residentes en el también conocido históricamente como barrio de L'Òstia corearon: "Hoy nos vamos pero mañana volveremos". Entonces no faltó quien gritó a modo de colofón: "Y lo haremos tantas veces como haga falta para poder dormir, vivir y despertarnos sin tufo a orín".

Entre los manifestantes había asimismo algunos de la Sagrada Família, otra zona que sufre la presión de ese turismo masivo que ha propiciado el creciente éxito internacional de la capital catalana y la política municipal seguida hasta hace bien poco. "Cap pis turístic" se leía en una pancarta firmada por los residentes en el Eixample.