Cincuenta ventanas abiertas

La directora Isabel Coixet inaugura una muestra fotográfica para ayudar a los refugiados de Lesbos

isabel coixet expo

isabel coixet expo / periodico

OLGA MERINO / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Ni puestas de sol ni océanos ni rascacielos; “las caras son mi paisaje”, dice Isabel Coixet (Barcelona, 1960) a modo de tarjeta de presentación de la muestra fotográfica que acaba de estrenar en la galería RocioSantaCruz (Gran Via, 627), una colección de 52 rostros en crudo, en ese blanco y negro de marcados contrastes que parece arrancarle más verdades a la vida. Se titula Faces (Caras, en inglés), como no podía ser de otra forma.

Inaugurada en la tarde del jueves —gran poder de convocatoria el de la artista—, la exposición podrá contemplarse hasta el 11 de junio. Contemplar y adquirir alguna de las fotos, sería de esperar, porque el beneficio de las ventas se destinará a Proactiva Open Arms, la oenegé de los socorristas de Badalona, los chicos que rescatan náufragos en la isla de Lesbos, en el mar Egeo, una valiente iniciativa por la que su director, Òscar Camps, acaba de recibir el  premio Català de l’Any 2016. La mirada de la Coixet nunca es inocua ni superficial; Isabel se moja.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"Los retratos,","text":"\u00a0realizados durante los rodajes, muestran a actores como Pen\u00e9lope Cruz, Juliette Binoche y Dennis Hopper"}}

En las paredes de la bonita sala de arte, que hasta hace bien poco había sido una filatelia tristona, con un halo años 60, como de tranvía en la cochera, cuelgan fragmentos de existencia que la cineasta ha ido robando a sus actores, a sus colegas, a su familia, durante los últimos 20 años. Fotos improvisadas, sin amago de pose, tomadas desde la esquina de la confianza. Un te pillé detrás de otro. Ahí están Penélope Cruz durante los ensayos de 'Elegy' y el actor Tim Robbins en los de 'The secret life of words' (La vida secreta de las palabras). ¿Que cuánto valen las fotos? Las grandes, 680 euros; las pequeñas, 480. Enmarcadas todas con un gusto exquisito, como si el observador las contemplara a través del visor de la cámara.

La mayoría son retratos realizados durante el rodaje de sus películas, pero otros muchos son instantes atrapados fuera de los platós. Por ejemplo, a Henning Mankell, maestro sueco de la novela negra, lo pescó en un ascensor en Berlín, donde ambos habían coincidido como jurado del festival de cine; a Sergi López lo sedujo en el restaurante barcelonés Espai Kru mientras el actor se zampaba lo que parece un langostino; y al escritor Jnoh Berger le cazó un gesto irrepetible en el contraluz de un vino tinto compartido en París.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"La exposici\u00f3n,","text":"\u00a0en la galer\u00eda RocioSantaCruz, estar\u00e1 abierta al p\u00fablico hasta el 11 de junio"}}

¿Tendrá alguna cara favorita entre la cincuentena? Isabel no lo duda ni un solo segundo y, casi de la mano, me conduce hasta el rincón donde cuelga la fotografía de su querido padre, Juan Coixet, fallecido hace dos años. La madre de la cineasta, Victoria, todavía se emociona al contemplarla en la exposición.

En verdad, el papá de la Coixet tiene un rostro de fajador bonachón que habría dado para un magnífico secundario. “Yo le llamaba mi Paul Sorvino”, y es cierto que el caballero se daba un aire con el actor norteamericano. “Me parece estar viéndolos a los dos ahí mismo, cortando el ajo en láminas con la cuchilla de afeitar”. Ah, qué gran escena la de 'Goodfellas' (Uno de los nuestros), esa en que los mafiosos se preparan en la cárcel una cena de cinco tenedores.

Cada una de las fotografías, impresas con chorro de tinta sobre papel de algodón, va acompañada de una frase del retratado, cazada también al vuelo, al igual que su imagen. Frases con la liviandad de una mariposa y sentencias con carga de profundidad. Y arranques con trasfondo cómico: “Pero, Isabel, ¿dónde está el jamón?” (Juliette Binoche, en Valladolid). O puertas entreabiertas que permiten vislumbrar con qué obsesiva puntillosidad trabaja la directora: “Isabel, ¡deja de quejarte! Es mejor hacer una película que no hacer una película” (Dennis Hopper, con una percha en la mano, durante las pruebas de vestuario de 'Elegy').

De entre las frases, una de John Berger parece justificar el sentido de la exposición: “Cuando las palabras no son suficientes, nunca suficientes”. Para eso está la fotografía, los rostros que hablan como ventanas abiertas.