Bienvenido, Mr. Big

El Museu Blau acoge una exposición sobre el dinosaurio más grande conocido

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MAURICIO BERNAL / BARCELONA

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Anda Míster Big por la ciudad y menos mal que es un decir: el majestuoso 'spinosaurus' –que no cunda el pánico– permanece bajo vigilancia en el Museu Blau. Una reproducción del esqueleto impresionante del “carnívoro más grande y temible que jamás haya pisado la Tierra” –así lo describió la revista 'National Geographic' en octubre del 2014– reina en la sala central de una exposición consagrada a su majestad de los dinosaurios, no solo a entender sus mecanismos prodigiosos –tenía, entre otras sofisticaciones, nervios sensoriales en el hocico para detectar peces bajo el agua–, sino a repasar la palpitante historia de su descubrimiento. Míster Big –el mote también es de 'National Geographic'–, el dinosaurio más grande que existió nunca, acaba de poner los pies en la ciudad. Su dieta, por fortuna, era de criaturas acuáticas.

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Al Señor Grande le ha costado, paleontológicamente hablando, existir. Descubrió que en su día había formado parte de la fauna terrestre el aristócrata alemán Ernst Stromer, también paleontólogo, en una expedición al oasis de Bahariya, en Egipto, en 1910. Allí se topó con lo que cualquier científico anhela: un par de esqueletos incompletos de un dinosaurio que no se parecía a nada conocido hasta entonces. Lo más extraño –lo que a la postre marcaría su personalidad–, su inaudita, descomunal cresta dorsal. En 1915 le puso nombre, 'spinosaurus aegyptic', “reptil espinoso de Egipto”, y años más tarde llegó a un acuerdo con el Museo Nacional de Baviera, en Múnich, para la exposición de los restos.

FÓSILES BOMBARDEADOS

Allí estaban, en el museo, los restos de Míster Big, cuando subió Hitler al poder y desencadenó la guerra. Preocupado, Stromer insistió en que había que proteger los fósiles, guardarlos en lugar seguro, pero nadie le hizo caso. Un bombardeo aliado, el 24 de abril de 1944, redujo a cenizas el museo, y de paso a Míster Big. Quedaron notas, croquis, apuntes de campo, pero los esqueletos habían desaparecido. “Ya no se disponía del material original para estudiarlo, de modo que en ese momento comenzó el mito del 'spinosaurus'”, explica Vicent Vicedo, conservador de paleontología del museo.

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El tiranosaurio ha sacado buen partido de su exposición cinematográfica reciente y se ha instalado en el imaginario de la gente como el más fiero y terrible y con apetito más insaciable de los dinosaurios, pero el 'spinosaurus' ha venido desde el cretáceo para acabar –diría él, articulando su mandíbula de cocodrilo– con esa ridícula idea. ¡Ja!, parece decir, mientras saca un gigante pez del agua y lo devora lentamente. ¡Ja! Lo cierto es que la vida se ha portado mal con el 'spinosaurus', y ahora parece difícil que recupere el terreno perdido. Míster Big: 6,8 toneladas de peso, más de 15 metros de largo, una flamante espina dorsal de 1,70 metros. Más largo y más alto que su competidor, y de peso similar. El paleontólogo jefe del museo duda al ser interrogado sobre cuál ganaría una batalla cuerpo a cuerpo. “No vivieron en la misma época”, zanja. Queda en el aire la cosa. Habría que poner a Míster Big a perseguir el jeep en 'Parque Jurásico', a ver qué fauces es preferible ver en el retrovisor.

LA BESTIA ACUÁTICA

Míster Big volvió a la vida paleontológica hace pocos años, este siglo, casi uno después del hallazgo de Stromer, y lo hizo al cabo de una enrevesada historia de restos sacados ilegalmente de su país de origen y vendidos en el mercado negro, pero también una historia de ciencia y de excavaciones en el desierto y de reconstrucción virtual –¡finalmente!– del fabuloso animal. Ocurrió en Marruecos, en la zona de Kem Kem; hace 95 millones de años, el tiempo del que data el hallazgo, un frondoso hábitat fluvial. Allí transcurría la vida de la gran criatura, en los ríos y la ribera de los ríos. Porque Míster Big, sí: aparte del más grande, era el único dinosaurio nadador. El único conocido, de momento. Con sus patas traseras, como aletas, se desplazaba en el agua.