ÉXITO DE UNA LARGA REIVINDICACIÓN VECINAL EN LA BARCELONETA

Barcelona hace justicia con la escuela Mediterrània tras 4 años de lucha

Solar de la antigua escuela Mediterrània, donde empezará a construirse el nuevo centro este enero.

Solar de la antigua escuela Mediterrània, donde empezará a construirse el nuevo centro este enero.

HELENA LÓPEZ
BARCELONA

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Por la amplitud y sinceridad de la sonrisa en los rostros de las madres y de la directora de la escuela Mediterrània, esta vez parece que la cosa va en serio. Tras la firma, ayer por la mañana, del convenio de colaboración entre la Generalitat y el ayuntamiento, este último avanzará los 4,65 millones de euros que costará la construcción del nuevo edificio de la escuela, en barracones desde hace cinco cursos, tras el derribo del viejo edificio por «problemas estructurales graves». Los trabajos empezarán el mes que viene, hecho que permitirá, si nada falla, que los pequeños inicien el curso 2013-2014 en el nuevo edificio, que se levantará en el mismo solar del paseo Marítim que ocupaba la vieja escuela.

Lo excepcional de lo firmado ayer por el alcalde Xavier Trias y laconsellerade Ensenyament, Irene Rigau, está en que es la Generalitat quien debiera sufragar la construcción. Pero, al tratarse esta escuela en particular de una promesa electoral del alcalde, este ha pactado con Rigau el adelanto del dinero necesario para que se realice, «dada la difícil situación que vive la Generalitat, y con una voluntad clara de recuperarlo», según subrayó el alcalde.

Estos cuatro millones y medio de euros tampoco le han caído a Trias del cielo, precisamente. Más bien han venido por vía marítima. Son fruto de otro convenio, en este caso el firmado con el puerto para compensar los usos que este hace de espacios públicos de la Barceloneta, barrio que lleva cuatro años reivindicando de todas las maneras imaginables -y alguna más-, la construcción del centro, que perdieron de un día para otro, cuando, en el verano del 2007, estando los niños de vacaciones, el ayuntamiento decidió tirarlo al suelo, por seguridad, y levantar módulos provisionales -para dos cursos, les dijeron- en el patio de la vecina escuela Alexandre Gal·lí. Si todo va bien, serán seis.

«Estamos muy contentas por todos. Por los niños, por las familias, por el colegio y por el barrio en general, que ha estado siempre encima, luchando por la escuela», apunta María Ascensión Fumanal, comprometida directora del centro, junto a la no menos luchadora Montse López, presidenta del ampa.

Al ser preguntada por la Maquinista, una de las otras siete escuelas también en barracones en la ciudad, con un futuro poco esperanzador, Rigau responde que el caso se analizará junto a las más de 1.000 escuelas en esa situación en todo Catalunya, y que habrá que establecer prioridades, sin más detalles.