UNA HERENCIA EN DISPUTA

Barcelona exige la entrega de un Goya y un Greco de Muñoz Ramonet

La finca de Muñoz Ramonet, en Muntaner.

La finca de Muñoz Ramonet, en Muntaner.

CARLES COLS / BARCELONA

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El Ayuntamiento de Barcelona mantuvo hasta la medianoche del lunes una minúscula llama de esperanza de que iba a recuperar de momento dos cuadros de la inmensa colección de arte que el empresario Julio Muñoz Ramonet dejó en herencia a la ciudad pero que terminó en manos de sus cuatro hijas porque estas, según han confirmado diversas sentencias, ocultaron el testamento de su padre. Las dos obras no son poca cosa. La Virgen del Pilar, de Francisco de Goya, y La Anunciación, de El Greco. A medianoche, la llama se extinguió, así que los abogados del ayuntamiento solicitaron ayer formalmente que una comisión judicial se presente en el domicilio de Isabel Muñoz Vilallonga y se lleve los cuadros.

La entrega de esas dos obras de arte fue ordenada por el juzgado de primera instancia de Barcelona el pasado 24 de julio, en una interlocutoria que ya advertía a las demandadas que en caso de incumplir la orden en los plazos fijados se exponían a que los cuadros fueran recuperados «con auxilio de la fuerza pública» y bajo la amenaza de que les fuera impuesta además una pena económica. Eso es precisamente lo que ahora reclama el ayuntamiento, que una comisión judicial entre en casa de Isabel Muñoz y que, ante la hipótesis de que los cuadros no estuvieran allí, se le imponga el pago de 100.000 euros por cada mes que tarde en entregarlos. En teoría, deberían estar en ese domicilio particular, porque así lo ordenó otro juez en uno de los ya lejanos capítulos de este largo litigio. Aquel juez, a la vista de que había una disputa legal sobre ese greco y ese goya, decidió, en una fórmula un tanto extraña, que el depósito judicial de los dos cuadros se llevara a cabo en casa de Isabel Muñoz. La decisión fue insólita, pero pasados los años deberían seguir ahí, porque de lo contrario, según fuentes municipales, la demandada habría cometido una grave desobediencia de una orden judicial.

De todo el legado de Muñoz Ramonet, estos dos cuadros son un capítulo aparte porque fueron objeto de una disputa entre una de las cuatro hijas del empresario y su exmarido. En la separación, el esposo de Julia Muñoz se llevó los cuadros. Fueron recuperados al cabo de un tiempo por la policía escondidos dentro de un armario en un piso de Alicante.

En cierto modo, la peripecia de estas dos joyas de la pintura española sirve para comprender mejor el alambicado caso de la herencia de Muñoz Ramonet. Lo que reclama el Ayuntamiento de Barcelona es la totalidad de las obras que había dentro de la casa en el momento en que falleció aquel empresario que hizo fortuna primero con el estraperlo durante la posguerra. Las hijas se lo llevaron casi todo, salvo piezas menores. Dónde están todas aquellas obras de arte no se sabe con la precisión que se desearía, pero cualquier paso en falso deja rastro. Por ejemplo, si intentaran ser vendidas en una subasta se abriría la puerta a nuevos procesos de recuperación, al margen del proceso principal.