Barcelona bate récords con más de 1,7 millones de turistas en hoteles entre julio y agosto

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PATRICIA CASTÁN / BARCELONA

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A falta de un par de semanas para cerrar el verano, la calculadora confirma el verano turístico récord de Barcelona, que se saldará con más de un 5% de crecimiento oficial de visitantes. Esta cifra solo incluye a los viajeros que se alojan en hoteles, que entre julio y agosto han sido más de 1,7 millones

Se desconoce con detalle el crecimiento total del verano. Podría ser equiparable en el ámbito de los pisos turísticos -de mucho más difícil recuento por la gran oferta ilegal- y en otras modalidades de alojamiento. La estadística oficial también deja fuera a los visitantes de un solo día procedentes de otros municipios costeros.

Barcelona ha digerido este aumento con empachos en sus zonas más críticas, pero menos conflictos de los que podían preverse, tras un par de veranos 'calientes'. Entre otros motivos, por compensación, ya que este año el teórico freno de la crisis ha llevado a más barceloneses a viajar y dejar la ciudad. También lo han hecho el resto de españoles, en muchos casos eligiendo Barcelona como destino. Y es que el viajero español no solo se consolida como primer cliente de la ciudad (157.000 en julio y 1,13 millones de enero a julio), sino que es la nacionalidad que más crece, por encima del 15% en lo que va de año, y del 8% este verano.

En el mes de julio durmieron en hoteles barceloneses 855.000 personas, un 5,2% más que un año antes, y Turismo de Barcelona estima similar la cifra de agosto. Sitúa en torno al 5% el auge estival, que el director del consorcio, Jordi William Carnes, atribuye a la excepcional situación internacional, que ha atraído a la península a muchos turistas que otros veranos habrían elegido Turquía, Marruecos, Túnez, Grecia o Francia. De lo contrario habría sido inferior. Pero Carnes enfatiza que en ese contexto Barcelona ha crecido menos (en turistas alojados en hoteles) que el conjunto de Catalunya (13,3%) y España (8,9%), ya que la capital catalana no ejerce de mero reclamo de sol y playa como muchos municipios costeros.

MÁS NEGOCIO

A falta del cierre final de temporada, según los datos avanzados a EL PERIÓDICO, más allá de la afluencia en el centro y las zonas turísticas, el récord se ha traducido en una ocupación hotelera en torno al 89%, explica Jordi Clos, presidente del Gremi d'Hotels. Esta cifra es similar a la del 2015 pero vale su peso en oro para el sector, teniendo en cuenta que la ciudad gana una docena de hoteles nuevos al año, entre otros alojamientos. En los apartamentos turísticos sí ha habido un incremento de ocupación hasta el 90% este año, apunta Apartur, aunque esta patronal solo computa la oferta legal. También queda en el limbo la cifra de viajeros que han podido dormir en las miles de camas ilegales que siguen habiendo en la ciudad, y de los que llegan en autocar, tren, coche o crucero a pasar el día.

Las medidas adoptadas por el Ayuntamiento de Barcelona (anunció más control de los pisos turísticos, más agentes cívicos, mejoras en la movilidad de la Sagrada Família, restricciones con los vehículos de dos ruedas en el litoral...) han podido paliar parcialmente el efecto del aumento de viajeros, aunque no han faltado las quejas en uno de los barrios más saturados, la Barceloneta. Aquí, el operativo se ha quedado muy corto, critican los vecinos, con la vista puesta en la convivencia con los pisos turísticos y con los visitantes más incívicos. 

En las zonas de compras e icónicas, se han visto marabuntas de gente, aunque no focos de conflicto ni quejas vecinales mayores que en otros veranos. Joan Balañach, de la FAVB, cree que las medidas han sido "anecdóticas" y que hay que ir mucho más allá para para frenar la expulsión de vecinos en las zonas gentrificadas. "Urgen actuaciones inmediatas, no a medio ni largo plazo", dice. 

Entre diversos sectores afectados cunde la idea de que más allá del plan, el debate y el modelo de futuro, y de la planificación del alojamiento, hay muchos ámbitos donde el consistorio podría haber implantado medidas para una mejor convivencia. Aluden a mejorar la movilidad y saturación de la vía pública replanteando las zonas de descarga de viajeros de los autocares, planificar solo previa reserva (como en la Sagrada Família) el acceso a espacios culturales como el museo Picasso o la Casa Batlló, promover la redistribución a otras zonas de las decenas de miles de visitantes de un día que se apean en la plaza de Catalunya....

La limitación de nuevas licencias hoteleras y el freno de los pisos turísticos también sigue cuestionada. Los vecinos más beligerantes la ven insuficiente y se puede tender a un previsible aumento de precios (este año la habitación hotelera ha costado una media de 140 euros, 5 más que el pasado) y un repunte de oferta ilegal como resorte ante el aumento de la demanda.