UNA ENTIDAD DE SANT ANDREU

Amigos sin cancha

El Club Handbol Sant Andreu de Palomar mantiene vivo el balonmano en el barrio desde 1999 a pesar de las dificultades Los jugadores entrenan de prestado en diferentes escuelas

Colegio 8 Partido de cadetes del Handbol Sant Andreu, en la Pegaso.

Colegio 8 Partido de cadetes del Handbol Sant Andreu, en la Pegaso.

LUIS BENAVIDES
BARCELONA

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"Balonmano, barrio, personas". Estas tres palabras constituyen el lema, y los pilares básicos, del Club Handbol Sant Andreu de Palomar, fundado oficialmente "el 9 del 9 del 1999" por un grupo de amigos. El objetivo era y sigue siendo mantener vivo este deporte minoritario. "La falta de instalaciones y la inexistencia de equipos de categoría juvenil (a partir de 18 años) provocó que muchos jugadores marcháramos de nuestros clubes para jugar en otros distritos y fuera de Barcelona. Montamos el club para jugar en nuestro barrio con los amigos de siempre", recuerda Pere Checa, de 42 años, cofundador y presidente del club.

La falta de instalaciones sigue siendo el principal hándicap de esta entidad deportiva con 135 jugadores entre los 6 y los 46 años. El fútbol sala, el baloncesto y el hockey con patines monopolizan polideportivos y patios del distrito.

Sin pistas propias

La temporada pasada jugaron de prestado en cuatro emplazamientos diferentes. "Los infantiles, por ejemplo, entrenan un día en la Escola Jesús María, en la Meridiana, y otro día en el Pavelló Municipal del Bon Pastor, en la otra punta del distrito", explica Eduard Ortolà, de 46 años, coordinador deportivo y entrenador de cadetes.

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La nueva temporada empieza con mal pie. Varios equipos del club no han podido realizar ningún entrenamiento, pues están a la espera de la confirmación de los horarios disponibles. "Para los directores y directoras de las escuelas somos un problema añadido. Tienen otras actividades y extraescolares, y pueden pensar que con nosotros no ganan nada", lamenta Ortolà.

La directiva del club, con Checa a la cabeza, se ha reunido con responsables del distrito en varias ocasiones para encontrar una solución. "Solo hemos recibido buenas palabras por parte de los políticos. Tampoco pedimos tanto. En el distrito hay pistas vacías y muchos espacios que podríamos aprovechar, como los terrenos de la Mercedes-Benz", cuenta Checa, quien no descarta disfrutar del futuro polideportivo del Camp del Ferro, un triple pabellón de 7.000 metros cuadrados. "Sería genial, pero será muy complicado. Todavía no está acabado y ya está apalabrado con otros clubes", añade el también jugador del equipo sénior.

Duro pero noble

Problemas de pistas al margen, hay Club Handbol Sant Andreu de Palomar para rato. "Estamos en uno de nuestros mejores momentos, con más de 70 jugadores en las categorías inferiores. En un deporte minoritario, cada niño es un tesoro", cuenta Ortolà, quien destaca el buen ambiente que se respira en los partidos de balonmano. "Los deportes de contacto como el rugby o el balonmano son muy nobles. Existe la competitividad, pero no hay golpes malintencionados", destaca el entrenador.

Joan Ferrer, de 46 años, es el jugador más veterano del club y seguirá jugando mientras el cuerpo aguante. "Más que un equipo, somos un grupo de amigos. A diferencia de otros clubes, aquí los resultados no son lo más importante. Se trata de que todos podamos jugar y pasar un buen rato", dice.