La afluencia a la playa en la verbena vuelve a bajar

EL PERIÓDICO / BARCELONA

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A pesar del fresco viento que hizo sufrir a más de un lanzador de petardos, y de esas cuatro gotas que hicieron temer que sería una verbena pasada por agua, muchos barceloneses, 55.000, según datos oficiales, cumplieron con el ritual de pasar la noche más corta del año junto al mar. Pero la ocupación de las playas en Sant Joan sigue disminuyendo año tras año.  Esta vez se acercaron 3.000 personas menos que el año anterior. Quizás se vaya perdiendo poco a poco la tradición. Pero ese fenómeno merece otra crónica.

En la playa no se registraron apenas incidentes. Los grupos se repartieron por el litoral con sus hogueras y el avituallamiento típico de verbena. Tras la ceremonia de saltar el fuego, y el ritual de anotar los malos augurios en un papel que después es devorado por las llamas, muchos se bañaron en la noche. A las nueve y punto de la mañana del miércoles el litoral estaba limpio como una patena. De rezagados y de las 17 toneladas de residuos que recogieron los 856 operarios del servicio de limpieza. Para minimizar la huella de la basura, el ayuntamiento había instalado 500 papeleras de cartón, suplementarias de las que hay fijas. Además de 84 contenedores adicionales.

NOCHE MÁS CORTA / La de Sant Joan es una noche corta, pero muy intensa para servicios como los bomberos, la Guardia Urbana y Emergencias Sanitarias. Los bomberos realizaron 145 salidas, hasta las diez de la mañana del miércoles. Ninguna de especial gravedad.

La policía municipal, sin servicio reforzado a la espera de que el comisionado de Seguridad, Amadeu Recasens, resuelva el conflicto de las horas extras, instaló controles de alcoholemia en la ciudad. De los 148 conductores a los que se hizo soplar, 73, casi la mitad, dieron positivo. Un porcentaje elevado.

Transports Metropolitans de Barcelona ofrecerá el jueves sus datos de usuarios, pero tanto el metro, abierto sin interrupción las últimas 48 horas, como los autobuses funcionaron con absoluta normalidad.

Abriendo el foco a toda Catalunya, el teléfono 112 de emergencias atendió 3.800 llamadas relacionadas con incidencias durante la verbena. Ninguna de relevancia.

Los Mossos d'Esquadra también realizaron controles de alcoholemia en Catalunya, en total 51, en los que se detectaron a 197 conductores que iban bebidos y otros 16 que además dieron positivo en consumo de estupefacientes. El total de conductores a los que se requirió hacer la prueba fueron 2.361. Y a pesar de que negarse a realizarla es un delito, una decena prefirieron ser denunciados por la vía penal que soplar. Otros tantos fueron denunciados por conducir con el carnet retirado, o incluso por no tener permiso.

En el balance de tráfico, ofrecido por el conseller de Interior, Jordi Jané, en su primera rueda de prensa en el cargo, la noticia fueron los dos fallecidos. Un joven de 18 años y un motorista de 60, cuya familia había denunciado su desaparición el martes por la noche. El año pasado no se produjeron muertos en accidentes de tráfico en la verbena. Jané ya lo advirtió: «Cuidado con los desplazamientos cortos».