Los desajustes inmobiliarios del barrio marinero

400€ pagaría un vecino, 3.600€ pagan los turistas

5 metros, una cama y sofá cama para 4 personas, a 419 € tres noches.

5 metros, una cama y sofá cama para 4 personas, a 419 € tres noches.

PATRICIA CASTÁN
BARCELONA

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La mujer es mayor y estaba sola. El agente era persuasivo. Tras una larga charla, no le costó arrancarle una firma para la venta de su piso (barato), a cambio de un derecho de usufructo hasta su muerte. Su hijo, uno de los manifestantes que el sábado volvió a recorrer a voz en grito la Barceloneta, rompió el documento y los amenazó de ir a la policía. Ese caso no acabó con la expulsión (más o menos sutil) de otro vecino del barrio, pero otros muchos sí han cedido a una presión que Lourdes López, de la asociación L'Òstia. considera «insportable» y un «acoso» en toda regla. Algo que se entiende a la vista de las cifras. Por un quart de casa de entre 30 y 35 metros cuadrados sin ascensor muchos vecinos pagaban hasta no hace mucho alquileres de unos 400 o 500 euros. Eran rentas que permitían a las nuevas generaciones seguir en el barrio, o a algunos jóvenes agregar sangre fresca a la zona. Pero los pisos turísticos, que de esa misma dimensión se están alquilando en verano a entre 100 y 140 euros la noche sin problemas, suponen multiplicar hasta por nueve los ingresos habituales. Como mínimo quintuplicarlos, según numerosos ejemplos extraídos de internet. De ahí que haya cientos de casos en que un operador se atreve a operar sin licencia ni control, lo que ha derivado en un conflicto grave de convivencia.

No hay dos alquileres iguales ni en una misma finca, porque aunque predominan los minúsculos hogares fruto de históricas y funcionales divisiones en cuatro partes, también los hay más generosos. Y el repertorio también va de los que conservan sus pequeños habitáculos a los muchísimos que han ido siendo convertidos en modernos lofts o estudios abiertos. Cuentan los vecinos que depende de la antigüedad del contrato y el estado de la vivienda, pero por unos 33 metros cuadrados unos pagan 200 o 300, 400 o como mucho 500, hasta hace poco. De ese modo, para muchos propietarios ha sido fácil sucumbir a la tentación. Aparece una agencia especializada que le ofrece mil al mes. Se lo alquilan y pasan a ejercer la explotación. Los anuncios hablan de «a partir de 60, 80 o 100 al día», pero lo cierto es que los quarts de casa se están pagando en temporada alta a 140 euros al día (como en la foto adjuntada) para dos o cuatro personas. Dos duermen en la cama y las otras en el sofá cama. De ese modo el inmueble genera entre 3.000 y 4.200  euros al mes, según ha comprobado este diario.

GRAN DEMANDA EN VERANO / Y cabe destacar que apenas es posible encontrar plazas para estos días, ya que las reservas suelen exigir un mínimo de tres o cinco noches y encima muchas veces agregan aparte gastos de limpieza. El negocio es colosal para quien lo exprime a fondo, como mínimo en verano.

Otro perfil de inversor es el particular que renta su piso, y lo suele anunciar por su cuenta. Los precios son a veces más ajustados, pero en diversas comprobaciones realizadas ayer, y tras agregar el suplemento de 3ª y 4ª persona, también es común pagar más de 100 euros la noche por pequeños espacios. Entre unos y otros, en portales como airbnb.com aparecen más de 500 opciones en la zona. Incluyen habitaciones sueltas en casa de particulares desde 20 euros.

A resultas de esta situación se inflama el fenómeno especulador, destacan los vecinos. Para empezar, se ha disparado el precio del alquiler tradicional. Idealista.com ofrece pisos de estas características a 750, 800 y hasta 900 euros al mes, muchas veces también dirigidos a extranjeros de paso. Es decir, un precio medio de alquiler de 17 a 27 euros el metro cuadrado, inasumible para el residente tradicional. Las ventas, a unos  140.000 euros, rezan: «Ocasión para invertir». No para vivir.

«Nos quieren echar como pasó en el Born y en el Gòtic, pero aquí no lo consentiremos», apunta un encendido vecino. En tertulia, mantienen que tras intentarlo con la población mayor, la estrategia más pujante es que las propias molestias de los pisos turísticos inviten al vecindario a huir voluntariamente.

El problema añadido es que en muchas ocasiones los jóvenes sobreocupan el piso, de modo que generan muchos ingresos, pero su gasto por persona y noche apenas es low cost, de apenas 20 euros. ¿Quién no sucumbe a una semana de alojamiento por 140 euros?