iniciativas para mejorar un mercado EMBLEMÁTICO

Ciutat Vella saca lustre a la Boqueria para dignificar su degradado entorno

Uno de los locales sobre los que todavía no se ha actuado, lleno de grafitis y pegatinas, ayer.

Uno de los locales sobre los que todavía no se ha actuado, lleno de grafitis y pegatinas, ayer.

PATRICIA CASTÁN
BARCELONA

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echar el cerrojo nocturno -en forma de valla- en el mercado de la Boqueria no solo se ha revelado como el fin de las invasiones de sus pórticos, sino como el aliciente que ha impulsado a los comercios del entorno a participar activamente en sacar lustre a un espacio visiblemente degradado en los últimos años. El ayuntamiento ha lanzado un plan intensivo de puesta a punto que incluye limpieza de fachadas y persianas, pavimentos pulidos, iluminación que disuada los usos incívicos y más papeleras. En los últimos días ya se han limpiado 49 de las 65 persianas comerciales sucias previstas, así como las columnas que rodean el mercado y estaban cubiertas de pintadas. No obstante, el vallado ha permitido otro pequeño milagro, no visible pero fundamental para los vendedores: el fin del hedor a orines que les invadía cada mañana.

El cierre del perímetro, aplicado en enero, tuvo efectos inmediatos. Pero sobre todo supuso para los comerciantes la garantía de que las mejoras de limpieza que se hicieran no serían efímeras. Y es que hasta entonces por cada pintada que limpiaban aparecía otra al día siguiente. Como afloraban restos de botellas, condones y otros recuerdos del uso abusivo del espacio público en la impunidad de la noche.

Aprovechando el blindaje, el distrito de Ciutat Vella apostó por lavar la cara de uno de los mercados más visitados de la ciudad, tanto para compras como por atracción turística, con sus 245 paradas y su maratoniano horario, de 7.00 a 21.00 horas. El lifting ha ido casi de la mano del inicio de las obras de reurbanización de la anexa plaza de la Gardunya, verdadero motor del cambio que sufrirá la zona a corto plazo.

Por una parte, se ha creado un programa de subvención de limpieza de grafitis que supone que en el caso de los comercios exteriores (de momento, los ajenos al mercado) sean Paisaje Urbano y el distrito quienes financien la primera puesta a punto y su mantenimiento durante dos años. El tercero corre a cuenta del local, y el cuarto de la empresa adjudicataria de la limpieza. Para el afectado supone solo abonar 250 euros por un servicio de cuatro años. En total se han identificado casi 500 metros cuadrados sobre los que actuar, que suponen 43 locales, 65 persianas, dos fincas de pisos y cuatro espacios comunes. De momento se han adherido el 65% de locales, y se han limpiado ya el 75% de persianas. El antes y el después salta a la vista, hasta el punto de que Óscar Ubide, gerente del mercado, defiende que se amplíe la medida a los puestos del mercado que dan a la calle.

BLINDAJE UNA HORA ANTES / En la Boqueria también se ha hecho la luz, al finalizar la renovación de todo el dispositivo de los porches, con una luz más cálida y blanca. Medio Ambiente también ha mejorado la iluminación de calles próximas, como Morera, Cabres, Hospital y Carme. El resultado ha sido casi inmediato. Con el espacio protegido, además, el ayuntamiento aplica un nuevo sistema de limpieza a presión del pavimento del recinto, a salvo de restos fisiológicos. Ubide asegura que han mejorado sustancialmente la limpieza y la seguridad. Tanto, que el colectivo va a solicitar que el vallado se cierre a las 22.00 horas, poco después de bajar las persianas en el mercado, en lugar de a las 23.00, como se cierra ahora (hasta las 6.00, excepto domingos y festivos, hasta las 9.00).

El propietario de la panadería de los porches, Ángel Rocamora, asegura que como a muchos colegas el cierre perimetral le animó a implicarse en la mejora. Fue de los primeros, el mes pasado, en someterse a la limpieza de fachada. El comerciante apunta que hay un antes y un después en la imagen de la zona, -«de noche ya no hay inseguridad, prostitución, indigencia y suciedad»-, con lo que significa sanitariamente para un eje alimentario que sus paredes ya no se usen como urinario. «Merece la pena actuar porque ahora se mantiene», sentencia.