Un colectivo en riesgo de exclusión

Las oenegés se vuelcan para paliar la soledad navideña de los mayores

ROSA MARI SANZ
BARCELONA

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No hay peor crisis en la sociedad moderna que la soledad, ni peor pobreza que la emocional. Lo aseguran los que trabajan con aquellos que mayor aislamiento padecen, los ancianos, un colectivo que mira más al pasado que al presente y para el que estas fechas, las Navidades, se tornan en muchas ocasiones de una extrema crueldad. En Barcelona, 70.000 personas mayores de 70 años viven solas, de ellas, más de la mitad (36.000) supera los 80, la inmensa mayoría, mujeres. Entidades que trabajan para paliar las situaciones más frágiles, como Amics de la Gent Gran, Avismón y Cáritas, se vuelcan estos días en su atención con actividades extraordinarias. También se refuerza el servicio municipal de teleasistencia, con seguimientos diarios a los usuarios que se detecten más sensibles. No obstante, las fiestas pasarán y las circunstancias no habrán cambiado.

Estas oenegés reclaman a las administraciones un mayor esfuerzo tanto en lo que respecta a mejorar su economía (una gran parte de las pensiones se sitúa por debajo del umbral de la pobreza) como a impulsar iniciativas que potencien su socialización y eviten que muchos acaben cayendo en la marginalidad. Porque según las proyecciones, si los mayores de 80 años representan sobre el 5% de los barceloneses y españoles en general, en el horizonte del 2050 supondrán el 11%, un porcentaje que solo superará Japón.

SIN VÍNCULOS / «Vemos la situación de manera muy preocupante, debería haber mayor conciencia de la dureza real que supone la soledad. Muchos mayores han perdido todos los vínculos de socialización, familia, trabajo, amigos y vida cívica. Hemos de reconstruir entre todos las redes sociales», explica Oriol Alsina, director de Amics de la Gent Gran, oenegé que ayer organizó la tradicional comida de Navidad para sus usuarios.

En una línea similar se pronuncia Josep Maria Bastús, responsable del servicio de Vejez de Cáritas de Barcelona, entidad que dedicará estas fiestas una especial atención a los mayores en sus centros. Bastús hace hincapié en la «resignación, dolor y miedo» con el que las personas mayores viven la Navidad. «Resignación porque ven que han perdido su capacidad de lucha y superación; miedo al ver que sus ingresos se van reduciendo y dolor porque las promesas de mejora de su situación económica no se cumplen y eso les obliga a seguir dependiendo de los demás».

A todo ello hay que sumar, añade Magdalena Blasco, la directora de la Fundació Avismón, que atiende principalmente a mujeres viudas o solteras con pensiones de unos 400 euros y sin vínculos familiares, «el constante bombardeo del ambiente navideño tanto en las calles como en la televisión», lo que acentúa la sensación de tristeza y aislamiento. «Estos días todo se sufre más. La soledad y la falta de recursos es una combinación nefasta y la mayoría tiene esta situación», afirma. Por ello, además de la entrega especial de un lote de alimentos a sus usuarios, esta oenegé también organizará este martes una comida que para muchos de sus usuarios (230 mujeres y 20 hombres) supone el único día del año que tienen una salida especial.

TELEASISTENCIA / En paralelo al esfuerzo que llevan a cabo diferentes oenegés, desde el consistorio se reforzará una de las principales herramientas de que dispone para intentar menguar la soledad de los mayores: la teleasistencia, un servicio que, según el teniente de alcalde de Acción Social, Ricard Gomà, «ofrece una atención personalizada, humana y cálida, que tiene muy en cuenta el bienestar emocional de las personas a las que estas fechas pueden resultar especialmente emotivas».