Futuro del monumento más conocido

Hereu y Rigol refuerzan el diálogo en la etapa final de la Sagrada Família

Joan Rigol, presidente del patronato de la Sagrada Família (izquierda), el alcalde Jordi Hereu y el arquitecto director Jordi Bonet, en la fachada de la Passió antes de iniciar la visita, ayer.

Joan Rigol, presidente del patronato de la Sagrada Família (izquierda), el alcalde Jordi Hereu y el arquitecto director Jordi Bonet, en la fachada de la Passió antes de iniciar la visita, ayer.

PATRICIA CASTÁN / RAMON COMORERA
BARCELONA

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El pasado domingo fue día de reconciliaciones. Los barceloneses con reservas hacia las monumentales obras de la Sagrada Família se rindieron a la belleza del templo, mientras que la presentación al mundo del interior de la construcción y, sobre todo, el paso sin consecuencias de la tuneladora del AVE, limaron asperezas entre el patronato del templo y el alcalde de Barcelona. Jordi Hereu anunció que quería retomar y mejorar las relaciones y el primer paso hacia esta colaboración se escenificó ayer en un encuentro inicial en el que por primera vez el edil pudo conocer al detalle las novedades de la obra de la mano del presidente de la entidad, Joan Rigol. Ambos coincidieron en que la larga recta final de los trabajos (que llegará a afectar de lleno al espacio público) estará presidida en el futuro por una estrecha colaboración, aunque también quedó claro que las posiciones sobre la regularización de las licencias de las obras todavía están distanciadas. Hereu insiste en «ir normalizando la situación legal», sin prisas, mientras que Rigol considera que los 128 años de silencio administrativo consolidan sobradamente la legalidad de todo cuanto se hace en el templo.

TRABAJO COMÚN / El alcalde había tendido una mano que abría un nuevo horizonte de diálogo, y Rigol aseguró que estaba totalmente dispuesto a mejorar las relaciones. En una visita a tres bandas auspiciada por EL PERIÓDICO, en la que también se integró Jordi Bonet, arquitecto director del templo y su mejor cicerone, Hereu explicó que ya estaba colocando en la agenda distintos encuentros con el patronato, que se harán regularmente para poner en común tanto «aspectos técnicos, como de planificación». «Ahora hay condiciones para hablar», agregó, superada la tensión que produjo en los últimos años el proyecto de hacer pasar el túnel del AVE junto al monumento. Rigol se mostró aliviado por el éxito de la perforación, pero insistió, con prudencia, en que «el riesgo no ha acabado» y en que hay que estar atentos al impacto en el subsuelo y a las vibraciones cuando el tren de alta velocidad empiece a circular.

Los trabajos del templo no llegarán a afectar al exterior de la Sagrada Família (la entrada con escalinata sobre la calle de Mallorca y el nuevo paseo hasta València y Aragó que obligará a expropiar edificios ya afectados) hasta dentro de más de 10 años, por lo que ni una ni otra parte tienen prisa en hablar de la tramitación de permisos para ello.

El alcalde insistió en que «a la larga habrá que regular», consolidando la parte ya levantada, mientras que Rigol respondía «no lo sé», y defendía que «no se necesita legalmente la licencia», aunque aplaudía la colaboración mutua para temas urbanísticos, culturales y constructivos, según dijo. Uno y otros coincidieron en que como atractivo mundial, Barcelona y la Sagrada Família han de ir de la mano. «Y él es mi alcalde», enfatizó Rigol.

CENTRO DE TURISMO / El presidente del patronato afirmó que el templo es el centro de turismo más importante de la ciudad y que ahora «no es solo cuestión de ajustar las competencias de cada uno» sino de buscar una colaboración constructiva. Y significativamente remarcó: «Sabiendo, también, que la Sagrada Família quiere tener una fuerza efectiva específica. Que para eso se ha hecho».

Rigol siguió marcando territorio cuando dijo que espera tratar con el alcalde la forma cómo el templo «ha de contribuir al conjunto de la ciudad, con la gran capacidad de atracción que tiene».

En este punto del sustancioso diálogo que mantuvieron ambos junto al altar de pórfido (una de las rocas más duras que existen y que se ha traído de Irán) donde se centró la ceremonia del Papa, Hereu insistió en que con la nave central acabada y el templo cubierto, empieza otra etapa. «En la historia de 128 años de la Sagrada Família esto marca un antes y un después. Seguiremos teniendo el mejor diálogo», rubricó.