PREVISIONES MUNICIPALES PARA EL 2011

La lucha contra la crisis obliga a BCN a congelar sus cuentas para el 2011

XABIER BARRENA
BARCELONA

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Tiempos de austeridad en el Ayuntamiento de Barcelona. La crudeza de la crisis, comparable a la que provocó el crack del 29, según el primer teniente de alcalde, Jordi William Carnes, aconseja al bipartito congelar el presupuesto municipal para el 2011. El objetivo es doble. Por un lado rentabilizar el hecho de que el de Barcelona sea el ayuntamiento menos endeudado por cápita de las capitales provinciales, a años luz de la mochila que soportan los madrileños. El beneficio inmediato de contar con esas cuentas más que saneadas (la deuda apenas supera el 50% de los ingresos ordinarios) es que la capital catalana será la que mayor volumen de inversión se permita realizar en este 2011 cuando la crisis se expresará en toda su virulencia en los presupuestos municipales. El otro objetivo es hacer ese esfuerzo inversor y mantener la buena prensa que el ayuntamiento tiene entre los organismo internacionales.

El presupuesto consolidado (el del ayuntamiento más el Patronato de la Vivienda, BSM y el resto de empresas municipales) se eleva a 2.736 millones de euros, dos millones menos que en el 2010. En estas cifras se incluyen los 240 millones que el ayuntamiento ha solicitado a las entidades bancarias este año («mientras a unos les cuesta colocar sus bonos, nosotros colocamos esta deuda en una semana» señaló, sin mayor acritud, un vitriólico Carnes) y que invertirá en el 2011.

Al menos en parte, porque en la práctica el ayuntamiento rebajará el año que viene en 100 millones su deuda. Esta era de 960 millones para el 2010, a los que hay que sumar los 240 de los créditos, para un total de 1.200. Tras la devolución de esos 100, la deuda quedará en 1.100.

La crisis ha alterado, también, el ritmo normal de inversiones en un mandato. Según una regla no escrita, es en el último año -en los últimos dos, a lo sumo- donde se concentra el mayor volumen de inversión. De hecho, los asfaltados de calles y las fiestas para inaugurarlos, a dos meses de las elecciones son ya una tradición tan barcelonesa como colarse en el metro. Pues bien, los últimos presupuestos de Jordi Hereu, en este mandato, rompen con esta tradición. A pesar de mantener la primacía española, la inversión pasa de los 948 millones del 2010 a los 661 del 2011. Un 30% menos.

GASTO CORRIENTE / No es la única tradición con la que estos presupuestos acaban. Otra es la que fija que el gasto corriente del ayuntamiento debe crecer por encima de la inflación. Los recortes introducidos en el plan de ajuste de mayo, básicamente la reducción del sueldo del personal del ayuntamiento de entre el 5% y el 15%, dan sus frutos en estas cuentas y permiten situar el aumento de esta partida en un modesto 0,7%. De no haber mediado el reajuste, se hubiera disparado hasta el 3,3%.

Los ingresos se mantienen en las cifras del 2010, a pesar de que el IBI se congela por tercer año consecutivo en casi todas sus variantes, al menos, en aquellas que afectan a la mayoría de barceloneses. El secreto radica en una mayor aportación de dinero del Estado, en virtud de un aumento de la recaudación de los impuestos. Es decir, los presupuestos prevén que empiecen a salir los llamados brotes verdes, es decir, que se reactive la economía. La futura venta de casi toda la participación municipal en la empresa de servicios funerarios, contrarrestada en parte por la compra de los cementerios, es otra de las fuentes de ingresos para este año.