Las proclamas de los protagonistas

Radicales y variopintos

La mayoría de los jóvenes que causan altercados en actos multitudinarios de Barcelona se escudan en alguna ideología H Se organizan sobre todo a través de foros de internet, donde justifican el vandalismo

Disfraz. Dos jóvenes se dirigen a un mosso el pasado miércoles en el paseo de Gràcia.

Disfraz. Dos jóvenes se dirigen a un mosso el pasado miércoles en el paseo de Gràcia.

ROSA MARI SANZ
BARCELONA

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Ni es okupa todo el que revienta puerta ajena para convertir el lugar en centro de farras ni el ser antisistema lleva implícita la violencia, aunque se suele meter a todos en el mismo saco. Pero es innegable que en los brotes violentos que vive Barcelona están presentes e implicados ambos perfiles.

Forman parte de grupos muy heterogéneos que aúnan a lo más radical de lossquatters, independentistas, antifascistas, anarcosindicalistas, estudiantes vinculados a movimientos sociales, algunos erasmus y grupos anarquistas europeos (sobre todo de Italia), a los que se suman delincuentes que aprovechan para liarla saqueando tiendas, según le consta a la policía.

Mientras los primeros se escudan en una pretendida ideología, los segundos actúan sin tapujos solo para delinquir, como se vio el miércoles a las puertas de la tienda Levi's del paseo de Gràcia, donde tras romper a pedradas el escaparate jóvenes rumanos vendían tejanos a 15 euros.

La explosión de violencia no está organizada ni premeditada, dice una fuente relacionada con varios de estos colectivos, y no son siempre los mismos jóvenes los que participan en los actos vandálicos. Organizada o no, los más activos se conocen entre ellos y ante una cita multitudinaria se movilizan a través de sus principales canales de información, como asambleas en casas okupadas o foros de internet, sobre todo barcelona.indymedia.org, aunque también en kaosenlared.net y más tímidamente en Twitter, desde donde a nivel anónimo muchas voces de antisistemas confesos han condenado la violencia del día de la huelga.

Apoyo en la red

Pero otros la han aplaudido, vanagloriándose incluso de haber estado allí.

Muchos de estos tienen en común la apelación a una cierta mitología insurgente, la de la Rosa de Foc, la denominación que recibió la Barcelona anarquista tras arder la Setmana Tràgica de 1909. Y dejan mensajes del tipo:«Gracias a todos. Barcelona fue un día un poco la Rosa de Foc»o «El enfrentamiento es inevitable a estas alturas y la Rosa de Foc tiene su nombre por alguna cosa».

También los hay que defienden a los jóvenes que utilizan la táctica denominadablack block, presuntos anarquistas que van enmascarados con pañuelos y cuya principal filosofía es la de reaccionar contra la policía y destruir mobiliario urbano. Como el anónimo que en barcelona.indymedia.org considera la del miércoles«la jornada más digna, contundente y combativa en Barcelona en años», para añadir: «Y la gente haciendo reproches a los blackblockeros...». Otros mensajes justifican el vandalismo:«Viva la autorregulación, la lucha y la violencia cuando es necesaria», o «Compañeros, la violencia no es la de cuatro críos disfrazados de antisistema, eso es rabia y autodefensa y en muchos casos necesidad, la violencia es del Estado y del capital».

Una justificación que viene de la mano de la vertiente más ideológica del movimiento okupa, no el de la patada en la puerta porque sí. Fuentes de este colectivo, vinculadas a otros grupos alternativos, interpretan la violencia del miércoles como«una expresión generalizada de rabia de todos los grupos que se congregaron». Y aseguran:«No somos guerrilleros y no queremos la confrontación por la confrontación. No es lo habitual. Nadie organizó lo que pasó. Todo el que se encontró en medio se defendió como pudo». De la desocupación por parte de la policía, se refiere.

Decisión colectiva

El movimiento okupa, junto a otros colectivos alternativos como entidades vecinales, cooperativas de consumo, grupos feministas y ecologistas fueron los que decidieron entrar en el antiguo Banesto, englobados como Moviment del 25, con el fin de tener un espacio para trabajar

en temas comunes, como los derechos laborales o el derecho a una piso, explican las mismas fuentes.

Y entre las más de 500 personas que se llegaron a concentrar allí el fin de semana, ya había varios de los que pusieron la nota negra a la huelga. No obstante, el Moviment del 25 decidió en asamblea el jueves no rechazar unos altercados que la mayoría justifica por la ya cansina excusa del«hostigamiento policial». Quizá también por eso tantas veces todos los antisistema son metidos en el mismo saco.