El sorteo de la marmota

Gianni Infantino, secretario general de la UEFA, enseña, ayer, la papeleta del City.

Gianni Infantino, secretario general de la UEFA, enseña, ayer, la papeleta del City.

MARCOS LÓPEZ / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El camino a Berlín no solo es largo -la final de la Champions se disputará el 6 de junio del 2015 en la ciudad alemana- sino también muy sinuoso para el Barça. Y, además, con viejas curvas que le hicieron revivir ayer el sorteo de la marmota. De nuevo tendrá al Manchester City como rival en los octavos de final. «Uno de los más complicados que había en el bombo, uno de los aspirantes a ganar la Champions», proclamó Luis Enrique, el técnico azulgrana. La misma eliminatoria compleja y peligrosa que el Barça superó en el curso pasado con dos victorias: 0-2 fuera y 2-1 en el Camp Nou.

El Madrid también repite enemigo. Pero la debilidad del Schalke 04 alemán, al que barrió la pasada temporada, no tiene nada que ver con la fiereza del City, empeñado en hacer algo grande en Europa. Si el Barça le deja, claro. Incluso el Atlético, que se enfrentará al Bayer Leverkusen, salió bien parado de ese sorteo de la marmota que atrapa a los azulgranas. El rostro de Andoni Zubizarreta, director deportivo del Barcelona, apenas se alteró cuando vio a Gianni Infantino, secretario general de la UEFA, enseñar la papeleta del Manchester City, pero se detectó resignación por ese reencuentro.

EL MALESTAR DEL CITY / Zubi aún mantuvo la compostura en la ciudad suiza de Nyón. La cara de Txiki Begiristain, excompañero suyo en el dream team de Cruyff y actual director deportivo del City, no engañaba a nadie. Era el espejo del alma. «Se repitió todo», comenzó lamentándose el exjugador azulgrana recordando que en la fase de grupos ya le tocó emparejarse con el Bayern de Múnich de Guardiola y el CSKA de Moscú. Como en esta edición. Y, al final, de la primera criba aparece el Barça. De nuevo, el Barça. «La próxima vez que nos lo digan y nos quedamos en casa», dijo después Txiki, cansado de hacer viajes inútiles a Suiza para tener siempre los mismos enemigos.

La papeleta del City fue la tercera en salir. Primero apareció el nombre del París SG para complacer a Mourinho. Quería el técnico del Chelsea un choque con el campeón francés. Y salió uno de los grandes duelos de octavos, al igual que el Juventus-Borussia Dortmund, reedición de la final de la Liga de Campeones de 1997 que ganaron, precisamente, los alemanes: 3-1. Nada, sin embargo, comparable al City-Barça que tiene pinta de ser ya una tradición en los octavos de final.

«Será muy lindo poder enfrentarme a mi amigo, el Kun. En el FIFA siempre le gano, así que vamos a ver qué pasa en la cancha», escribió ayer Leo Messi en las redes sociales, feliz por el reencuentro con Agüero.

Es el mismo partido, 11 meses más tarde. Es, además, el mismo City. Apenas ha hecho cambios Pellegrini con respecto al once que cayó doblemente derrotado. Es el universo del Kun. Todo gira en torno al delantero, ahora lesionado. Y en el Bar-

ça, aunque hay muchos más cambios (Luis Enrique por Tata, Ter Stegen por Valdés, Mathieu por Puyol, Rakitic por Cesc, Suárez por Alexis...), todo fluye alrededor de Messi. El jugador que ya decidió el pasado curso con sus dos goles para batir al tímido City.

Pero el paisaje actual, como recordó el técnico azulgrana, puede sufrir muchos cambios. «Esto será en febrero y las dinámicas cambian mucho. Ahora parece que un rival sea muy peligroso y quizá después cambie. Llegado el momento ya lo valoraremos», dijo Luis Enrique, confiado en que el Camp Nou sea decisivo.

MARZO, CLAVE / El City, tras unos meses de angustia, halló la senda adecuada enzarzado en la persecución del fiable Chelsea de Mou en la Premier, mientras en Europa llegó casi fuera de tiempo a los octavos de final con dos victorias decisivas. El Barça, por su parte, sigue inmerso en ese proceso de reconstrucción guiado por Luis Enrique trazando señales desconcertantes. «En Europa hay equipos del mismo nivel o incluso  mejor que el Barça», recordó el técnico en alusión a «Bayern, Chelsea y Madrid». Pero, de inmediato, recordó que «estamos en diciembre», convencido de que el Barça encontrará pronto una línea de estabilidad.

En la Liga, el equipo debe recortar los cuatro puntos de ventaja que le lleva el Madrid. Y en la Champions, asomarse con garantías al viejo duelo con el City. Todo, además, reunido en la misma semana. Una semana de marzo que determinará, sea para bien o para mal, el futuro del Barça: la frontera europea de los octavos y el clásico. Y todo en casa.

Necesita, sin embargo, encontrar el plan táctico, arropar a Messi para que no sea la única solución ofensiva y mantener, eso sí, la fortaleza defensiva exhibida: siete goles encajados en 15 jornadas de Liga, y tres fueron en el clásico del Bernabéu.