Jordi Cotrina: "En fotografía de deportes, todo es cuestión de intuición y práctica"

Jordi Cotrina, con la portada de su libro Minut 111.

Jordi Cotrina, con la portada de su libro Minut 111. / JORDI COTRINA

ALBERT GUASCH / BARCELONA

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Una antología de Jordi Cotrina es un viaje emocionante a la memoria del barcelonismo. El viaje de 'Minut 111', que así se titula el tomo de 150 fotografías, parte de 1992 y aquel mítico gol de Koeman en Wembley. Suya es la foto icónica de aquella primera Copa de Europa. Tiene muchas más. Desde hace 25 años, Cotrina sujeta con momentos captados en un instante y con retratos pensados el recuerdo culé.

¿Por qué se ha decidido ahora a publicar esta colección?

Mentalmente siempre me había dicho que debía encontrar una fecha para reunir todas estas imágenes. Alguna vez habíamos hecho algunos monográficos. De Messi. O de los seis títulos de Guardiola. Pero eran publicaciones más sencillas. Este libro tiene una presentación exquisita. Y Wembley y sus 25 años han estado siempre en el horizonte.

Es todo un recorrido nostálgico.

Es así. Todo el que ha cogido el libro evoca experiencias propias al ver cada foto. ‘Ostras, si te contase lo que me pasó aquel día’, dicen. Es la manera de revivir los momentos personales con el Barça.

{"zeta-legacy-phrase":{"name":"Jordi Cotrina","position":"fot\u00f3grafo","text":"Todos buscamos una foto potente y visualmente atractiva, pero hace falta que suene la flauta\""}}¿Ha tenido que repasar su archivo en profundidad?

No, diría que un 80% ya estaba estructurado en mi cabeza.

¿Es consciente de haber hecho fotos icónicas del barcelonismo?

No.

Pero la de Wembley-92 lo es.

Ese gol se retrató desde muchos ángulos, pero sí, esta imagen se hizo muy reconocible.

Y la de Guardiola manteado también lo es.

Esa la tomó mucha gente, pero es verdad que la presentación que realizó el diario, con la doble portada, muchas personas la relacionan como exclusiva mía. Y no es así. Lo que pasa es que en otros medios fue a parar a la página 5.

Y el retrato de Cruyff agarrado sonriente al balón presidió su funeral. Ha quedado como su última imagen.

Mostraba un gesto divertido, que es como lo recuerdo yo: desafiante, valiente, seguro de sí mismo, coñón…

Dicen que Messi accede con usted incluso a disfrazarse.

No sé si tiene más predisposición. Lo cierto es que después de muchos años en que hemos ido los mismos a entrevistarle ha cogido confianza. Y como diario tenemos crédito.

Aún no ha retratado a Neymar.

No, y estoy seguro que estéticamente da mucho de sí. Creo que tiene un carácter que se presta al juego. No es muy reservado, me parece.

Han cambiado las máquinas, los objetivos, la forma de transmisión… Pero, ¿qué prevalece? 

La evolución tecnológica ha sido evidente. Y luego la forma de trabajar con los jugadores ha cambiado mucho. El acceso ahora es muy difícil. A última hora decidí poner una imagen que es fea, pero que es curiosa por el contraste de ahora. Hubo una época en que los jugadores cruzaban la avenida Arístides Maillol para ir a entrenar al Mini. Y cruzaban a pie, xino-xano, acompañados por unos pocos estudiantes. Hoy sería imposible. No llegarían nunca.

¿Qué le hace diferente?

¿A mí? Nada. Todos buscamos lo mismo. Hacer una foto que sea contundente, que comunique y sea visualmente atractiva. Y se logra yendo a los sitios y que suene la flauta.

¿No hay una mirada del fotógrafo?

A veces puede buscarse algo específico; a menudo cuenta la suerte.

¿Es un trabajo muy intuitivo?

Sí, la fotografía de deportes lo es. Práctica e intuición. Son las dos cualidades básicas.

¿Con qué ojo hace las fotos?

Me acostumbré a cerrar el ojo derecho y hacerlas con el izquierdo. Nunca hago fotos con el ojo derecho.

Tiene fama de insatisfecho e inconformista. ¿Está orgulloso de lo que muestra este libro?

Es la presentación de 25 años de trabajo, y hacerlo con este envoltorio, es para estar bastante contento.