Nuevo título azulgrana

Camino de leyenda

Messi y Cesc encaraman al Barça al trono de Europa y Guardiola gana en 3 años más que Cruyff

Xavi alza el trofeo de la Supercopa rodeado por sus compañeros en el palco del estadio Luis II de Mónaco, ayer.

Xavi alza el trofeo de la Supercopa rodeado por sus compañeros en el palco del estadio Luis II de Mónaco, ayer.

MARCOS LÓPEZ
MONTECARLO / ENVIADO ESPECIAL

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Si existe el paraíso futbolístico, que existe, ahí habita el Barça de Guardiola desde hace tres años. Gana casi todo lo que juega (12 títulos de 15) y en los tres últimos años ha colocado al club en el trono de Europa. Anoche, sin el glamur que desprende habitualmente su fútbol -es lógico, aún está en plena pretemporada-, enterró al Oporto (2-0), un equipo digno, que supo perder. El Barça alimentó su leyenda conquistando su segunda Supercopa europea.

Llegó Guardiola y el equipo se instaló en el paraíso, un lugar que no quiere abandonar nunca, guiado por la celestial zurda de Messi. No ha terminado todavía agosto y en el museo ya hay dos trofeos más

-dos Supercopas-, que hacen visible el desafío de igualarse a sí mismo. ¿Cómo? Logrando los seis títulos de esta temporada. De momento, ya tiene dos. Y en diciembre le espera el Mundial de clubs en Japón.

LA HISTORIA CONTINÚA / A través de Messi, la bota que marca el camino del Barça, no para de construir una historia inolvidable. En el Madrid, en cambio, es el dedo de Mourinho quien les guía. Ahí radica la sustancial diferencia de un equipo se alimenta de su propia leyenda. Más gana, más quiere. En Mónaco, sin ir más lejos, se vivió el principio del fin del Barça de Rijkaard. ¿Alguien se atreve a adivinar el fin al Barça de Guardiola? A cada año que pasa, resulta todavía más indestructible.

Antes necesitaba jugar como los ángeles, ahora, como diría Sandro Rosell, recién llegado de la playa, ha logrado dos títulos. Y Messi con arena aún en las chancletas. Pero su bota izquierda, la que se tuvo que cambiar tras una dura entrada de Otamendi, es la hoja de ruta del éxito azulgrana. Simplificarlo en él sería banal. Basta recordar lo que es Messi en Argentina para desmontar ese argumento.

EL OPORTO SÍ SE QUEDÓ / Todos tienen asumido que él es el mejor. Hasta Ronaldo le aplaudió el jueves. Luego, Messi se quitó el traje, se puso las botas y a romper otro de los pocos desafíos que le quedaban -no había marcado en la Supercopa de Europa- con un gol estratosférico. No porque se lo regalara Guarín sino porque definió con una clase que solo tiene él. Por eso, el Oporto, después de coserle a patadas, pidió perdón y se quedó, aplaudiendo, como todos, a que el Barça recogiera la Supercopa de Europa. Todos se quedan. Todos, excepto un equipo. El Manchester de Ferguson y Rooney le ovacionó en el templo de Wembley y el Oporto de Pereira y Hulk tuvo también ese detalle de grandeza hacia el campeón.

XAVI, EL QUE MÁS HA GANADO / El Barça no juega finales. Las gana. Guardiola solo ha perdido una, la Copa del Rey ante el Madrid. Xavi, que alzó ayer el trofeo porque era el capitán tras la baja de Puyol, ya es el azulgrana que más títulos ha ganado (18), superando a Amor y Alexanko (ambos con 17), mientras el discípulo (Pep) ha superado al maestro (Cruyff). Allí arriba, en El Montanyà, en la montaña donde se gestó el dream team, el inicio de todo, el profeta debió de esbozar una sonrisa al comprobar que el legado de su obra ha mejorado hasta rozar la perfección.

Mientras el culé, en la hora del triunfo, se acordaba de Mourinho, de sus «¿por qué?» y pedía botar para no ser considerado madridista, Guardiola decía que no. Que eso no. El deporte es otra cosa. El fútbol del Barça, también. Cuando el público azulgrana insultaba al equipo blanco, Guardiola volvía a pedir respeto con un dedo sensato. En la zona donde estaban instalados esos aficionados, dos pancartas (Boixos Nois y Libertad Boixos Nois) demostraban que los radicales, no se sabe cómo demonios, se han colado demasiado, cruzando límites que antes no sobrepasaban. Hubo bengalas y gritos innecesarios.

Al equipo, sin embargo, no se le ve límites. Con Messi. Y con Cesc. Con chicos que se conocieron siendo niños y ahora son estrellas mundiales. Con Iniesta transformado en otro mago del fútbol, con Mascherano jugando como si fuera central, y de los grandes, toda su vida, con Cesc ganando más que en sus ocho años en Inglaterra o que Ronaldo en sus dos años en el Madrid y con un equipo que terminó con seis centrocampistas. Y sin Puyol y sin Piqué, los dos colosos defensivos del Barça. ¡Seis centrocampistas! Xavi, Iniesta, Keita y Cesc, más Busquets y Mascherano como centrales, un equipo irrepetible que vive en el paraíso.