9 nueves en el Barça desde Quini

El equipo azulgrana recupera con Alcácer la figura del ariete español, que dio resultados desiguales

Los jugadores de la selección española mantean a Alcácer en el entrenamiento de Las Rozas.

Los jugadores de la selección española mantean a Alcácer en el entrenamiento de Las Rozas. / periodico

JOAN DOMÈNECH / BARCELONA

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David Villa aterrizó en el Barça en el 2010 con el  aval de 139 goles en 239 partidos en Primera durante siete temporadas, campeón mundial con España y máximo goleador de la selección. Costó 40 millones. Fue el fichaje estrella de aquel verano, aunque se incorporaba a un equipo que había logrado la perfección al cerrar el círculo con la conquista de los seis títulos y la guinda de la segunda Liga consecutiva. Villa llegó para ocupar el vacío que habían dejado Henry e Ibrahimovic.

Seis años después, con un bagaje de 33 goles en 112 encuentros, vendrá al Camp Nou –cuando regrese de la concentración de la selección española– Paco Alcácer. Costará 30 millones y su misión no será la de cubrir ningún hueco; en todo caso, esperará pacientemente a que Messi, Suárez o Neymar le dejen uno por donde colarse.

SEIS SUPLENTES

Villa completaba la delantera que formaban Messi y Pedro. Alcácer será suplente, como los cinco fichajes anteriores que ha hecho Robert Fernández (Denis Suárez, Umtiti, Digne, André Gomes y Cillesen) y tendrá las mismas condiciones de sus antecesores: cinco años de contrato. La diferencia respecto a los demás es que los dos jugadores del Valencia (André Gomes y él) tienen una cláusula de rescisión de 100 millones.

Alcácer encarna la figura del delantero centro español que tan irregulares resultados dio en el Camp Nou. Prueba de ello es que el goleador casi siempre llegó del extranjero sin ser el hombre más cotizado de la plantilla.

NADIE COMO 'EL BRUJO'

Alcácer es el noveno 'nueve' en casi 40 años que vestirá de azulgrana desde Enrique Castro, Quini. Nadie mejor que 'El Brujo' evoca la figura del artillero nacional: siete Pichichis se alinean en el palmarés del delegado del Sporting. Los dos primeros los conquistó jugando en Segunda; los dos últimos, vestido de azulgrana (1981 y 1982).

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Villa no pudo ganar un Pichichi con el Barça y Alcácer difícilmente lo ganará. Tampoco lo logró Julio Salinas, uno de los pocos nueves que triunfó en el Barça pese a la dura competencia que tuvo. Esa siempre ha sido la mayor dificultad con la que se encontraron los delanteros españoles que fichó el Barça. Los que más o menos representaban el prototipo del «delantero puro con facilidad para el gol aunque no tenga tanto desborde», según la descripción de Luis Enrique.

LA COMPETENCIA

Era «Alcácer o nadie» reconoció desesperado Robert Fernández, el secretario técnico, después de todo un verano buscando un cuarto delantero mejor que Munir. Vietto y Gameiro estuvieron antes en la lista de la compra, pero Alcácer entrará en el vestuario con la aprobación de Luis Enrique. Igual que cada uno de los otros nueves que llevaron la camiseta de Luis Suárez.

Quini fue un futbolista largamente perseguido que finalmente el Barça pudo contratar cuando ya tenía 31 años. Àngel Pichi Alonso tenía un prestigio tan sólido como el de Villa o el de Quini (70 goles en 131 partidos con el Zaragoza), pero llegó al Camp Nou fichado por Udo Lattek, y al mismo tiempo que Diego Maradona. Luego estuvo en manos de César Luis Menotti y cuando acabó la era argentina compitió con Steve Archibald, el elegido de Terry Venables.

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A Pizzi lo fichó Johan Cruyff, pero le dirigió sir Bobby Robson primero y Louis van Gaal después. Debía ser el nueve del Barça, pero Josep Lluís Núñez se gastó una millonada con Ronaldo, luego con Sonny Anderson y finalmente con Rivaldo. Salinas, en cambio, supo exprimir sus cualidades rodeado de Lineker, Laudrup, Stoichkov y Romario.

MÁS PENA QUE GLORIA

Otros nueves pasaron con más pena que gloria, dejando a su paso números impropios. Xavi Escaich jugó tres ratos en la Liga (más 90 minutos de Copa) y marcó un gol. Alfonso Pérez, exemblema del Madrid, llegó procedente del Betis maleado ya por las lesiones y Dani García tuvo un entrenador distinto cada año y solo cumplió en el primero.

La cantera también dio nueves (Òscar Garcia, Christiansen, Sergio García, Bojan...) pero sucumbieron ante la misma dificultad: la dura competencia, agravada por la falta de confianza de los demás.