ENTREVISTA

Pedro Martínez: "Soy un privilegiado por vivir de algo que haría sin cobrar"

"El Manresa tiene el presupuesto más bajo de la Liga. Competir y salvar la categoría es todo un reto", afirma el técnico de La Bruixa d'Or

Pedro Martínez posa en su día de descanso en la playa de Badalona, la ciudad donde vive con su familia

Pedro Martínez posa en su día de descanso en la playa de Badalona, la ciudad donde vive con su familia / periodico

LUIS MENDIOLA / BARCELONA

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Pocos entrenadores pueden presumir de una trayectoria más sólida en la ACB que la de Pedro Martínez (Barcelona, 19-6-61), con más de 700 partidos en la Liga (solo superan esa cifra Aíto García Reneses y Manel Comas), un técnico respetado y comprometido, el hombre en cuyas manos ha puesto su destino La Bruixa d'Or Manresa por segunda vez en su carrera con el reto de la salvación.

--Hace apenas dos semanas que acaba de rebasar la cifra de 700 partidos en la ACB. ¿Cómo valora esa marca?

--No soy de mirar para atrás. Pero da algo de vértigo, porque son muchos más partidos de los que hubiera previsto. Si lo miro con la distancia de lo que estoy más satisfecho es de no haberme dado por vencido ante la dificultad, de perseverar y seguir creyendo en las cosas que hacía.

--¿Tuvo claro desde que cogió al Joventut, con 28 años, y ganó una Korac que esta sería su profesión?

--Cuando empezaba no pensé en llegar a 700 partidos. Ni a 100. Todas las etapas que vivo las afronto como si fueran finales. Siempre intento vivir al día. Y supongo que es en parte el secreto, aunque es también inherente a la profesión. Es una tontería hacer planes o pensar donde entrenarás al año siguiente…

--En una profesión tan inestable ¿se siente un privilegiado? 

--Me siento privilegiado por trabajar y vivir de algo que creo que haría sin que me pagaran. Ser entrenador y estar vinculado al deporte forma parte de una pasión. Lo haría igual si no hubiera tenido la oportunidad de ser profesional. Soy un privilegiado por poder hacerlo en la élite, con grandísimos jugadores y en clubs con muy buenas estructuras.

--Usted ha dejado su huella en muchos clubs pero también ha mejorado a jugadores como Marc Gasol o Fran Vázquez. ¿Qué le llena más?

--Tener la sensación de que estás ayudando a un jugador a mejorar es lo máximo como entrenador. Se nos juzga por los resultados. Y no los menosprecio. Pero tener la sensación de que estás ayudando a un jugador o a un equipo a mejorar, que llegue a unos límites superiores, es lo máximo a lo que puedes aspirar.

-Este lunes visita a la Penya en Badalona, el escenario donde empezó su carrera. ¿Cómo lo afronta?

--Hace ya 20 años que dejé la Penya y he vuelto muchas veces. Al principio sí era más especial. Pero cuando se acaba una etapa lo mejor es pasar página y no darle más vueltas. Vivo en Badalona y el Joventut es el club donde empecé mi carrera y le estoy tremendamente agradecido por la oportunidad que me dieron en su día. Pero no hay más.

--¿Fue más especial su visita hace 15 días a su exequipo, Gran Canaria?

--Sí porque es donde he estado más años, el club en el que me he sentido más identificado. Volver fue muy especial, sobre todo por el recibimiento de la gente.

--Se habló de un trasfondo político en su salida del Gran Canaria por su mala relación con Lucas Bravo de Laguna, del Partido Popular, responsable del Deporte del Cabildo.

--Yo no lo sé. Me parece legítimo que no me renovaran. Sí que creo que deberían haber intentado que la salida fuera mejor, con las cosas más claras. A partir de ahí, les deseo lo mejor. Ganamos pero no hubo sentimiento de venganza. Sí que me alegré muchísimo por el Manresa, porque ese triunfo es tremendamente importante para nosotros en la lucha por la salvación.

--En su carrera solo ha tenido una pequeña incursión en la élite con el Tau, con el que logró una Supercopa, pero que apenas duró seis meses ¿Se ha preguntado por qué no le ha llegado esa oportunidad?

--La verdad es que no. No debo tener el perfil de los clubs de élite. Deben tener razón. Pero no puedo gastar tiempo en eso. Solo aprovechar las oportunidades que se me plantean. Con el tiempo, sueles estar donde te mereces y hay que intentar no estar muy frustrado por dónde estás, porque entonces no puedes ser feliz ni harás un gran trabajo.

--Sorprendió que aceptara la oferta del Manresa y asumiera el riesgo de coger un equipo salvado en los despachos dos años consecutivos. 

--Bueno, es la única oferta que tuve. Y es un club en el que ya había estado y me permitía entrenar en mi entorno, algo importante tras años alejado de la familia. Lo vi como un reto atractivo y una gran oportunidad. Somos el presupuesto más bajo de la Liga y competir contra clubs que tienen mejores medios que tú y mantener la categoría es motivante. Y eso es lo que estamos viviendo ahora. Estamos inmersos en esa lucha. Y si logramos salvarnos, tendremos esa satisfacción interior de orgullo.

--¿Lo ve posible?

--Quedan ocho jornadas y dependemos de nosotros. Pero otros pueden decir lo mismo. Hemos ganado partidos como el del Unicaja o el Gran Canaria, pero también hemos perdido batallas como el average con el Andorra o la derrota por 24 ante el Fuenlabraba. Debemos estar preparados para jugar bien los minutos finales en los partidos que nos quedan, porque van a ser como el que vivimos el domingo ante el Tenerife, decidido en los últimos segundos.

--El Manresa nos ha acostumbrado desde hace años al milagro de la salvación.

--Es que ya es un milagro que el Manresa, estando en una ciudad pequeña, sin grandes recursos, compita en la ACB a nivel económico. El Manresa está en la Liga por el esfuerzo de mucha gente anónima en la directiva, por el esfuerzo de una masa social, que es muy fiel y su historia.

--En su baremo personal, ¿la salvación marca la frontera entre el éxito y el fracaso?

--Considero que no. Yo al menos lo que me exijo es dar lo máximo de mí cada día, e intentar ayudar a los jugadores a dar lo máximo. Si eso nos lleva a la salvación, perfecto. Si no, el trabajo habrá sido el mismo, pero no podemos caer en la frustración. El éxito o el fracaso es el camino; el día a día. Y eso es lo que nos está salvando en Manresa y lo que me hace ser optimista y pensar que podemos acabar bien.