Empieza la guerra que no queríamos

20/03/2003. El mismo día en el que comenzaba el ataque contra Irak, EL PERIÓDICO mostraba con claridad su oposición a esa guerra y el papel jugado por el Gobierno español al alinearse con Bush.

Hubo protestas contra laguerra en todo el mundo. En la foto, la de Múnich.

Hubo protestas contra laguerra en todo el mundo. En la foto, la de Múnich.

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Esta madrugada empezó, desgraciadamente, la guerra. Poco después de finalizar el ultimátum, Bush anunció por televisión el inicio de las hostilidades. En ese momento ya se habían producido actuaciones preliminares de hostigamiento bélico y las primeras intervenciones de la defensa antiaérea de Irak. De ese modo se inició lo que para la mayor parte de los juristas y expertos en Derecho Internacional es una agresión ilegal. Sadam es uno de los dirigentes internacionales que merecen castigo, pero la población civil de su país no merece pagar por él.

Los fallidos esfuerzos de los gobiernos de Estados Unidos, Gran Bretaña y España buscando un acuerdo de última hora de la ONU que avalase el ataque son concluyentes. Certifican que los líderes de estos tres países saben que la anterior resolución, la famosa 1.441, no legitima el ataque. El secretario general de la ONU, Kofi Annan, ya advirtió por adelantado de que una intervención al margen del Consejo de Seguridad vulneraría la Carta de la organización.

Empieza un nuevo orden

El ataque inaugura una nueva situación:

1. Estados Unidos deja de acatar a la ONU. Pasa a dictar, atendiendo a su propio criterio, lo que es ley y orden, lo que es justo e injusto, lo que consiente y lo que combate.

2. En su papel de gendarme internacional único, Washington sienta el principio de que tiene derecho a hacer guerras preventivas aunque no haya amenazas inmediatas.

3. Entran en crisis indefinidas e indeterminadas las demás instancias internacionales.

4. Crisis particular de la UE, necesitada de examinar el alcance y las consecuencias de su desunión, y obligada a abordar el problema de su impotencia militar. Los roces creados probablemente pondrán en cuestión el proceso de ampliación y la redacción de la Constitución europea.

España: desgarro interno

El anuncio de esta madrugada materializa el desgarro interior español ante este conflicto. José María Aznar no ha logrado convencer a la mayoría de sus conciudadanos ni de que el respaldo incondicional al belicismo de George Bush haya sido lógico, ni de que hubiese razones para que España se pusiera en primera línea de la ofensiva. Apoyar el ataque incluso cuando se hace desde fuera de la ONU agrava la penosa sensación existente de que EEUU ha utilizado a nuestro país como cuña para debilitar la frágil cohesión europea y de que España exhibe total docilidad ante un gendarme que, desbocado, hace mal uso de su fuerza. En conclusión, el anuncio bélico de Bush confirma que llega una era en la que EEUU dirá todas las últimas palabras.