El brote de ética de Kiko Matamoros

Era fácil ver el parecido entre Kiko Matamoros y Tiburón, aquel sádico villano de la serie 007. Hombres de mordisco cruel. Pero el sábado pasado, el grandullón de 'Sálvame' dijo adiós al "circo" con el que se ha costeando su lujoso tren de vida los últimos ocho años. Porque echa de menos "la racionalidad", afirmó; porque sobra "visceralidad" en el plató, prosiguió; y porque ha hecho "daño a mucha gente" (incluidos sus hijos y su padre, don Manuel, un señor muy de derechas que le puso Francisco por el dictador, en palabras de su hermano gemelo Coto, y que murió en el 2011 sin que le pidiera perdón por culparlo de una infancia infeliz).

Ante este brote de ética, se han disparado teorías en tres direcciones. Una, que el hombretón hace que se va para luego volver. Dos, que Tele 5 ya no sabe cómo camuflar los pagos para sortear a Hacienda, que ha embargado el 80% de su sueldo (la web especializada Cuántogana calculó que recibía una media de 16.000 euros al mes, 14.720 para Cristóbal Montoro y 1.280 para él). Y tres, si hacemos caso a Jimmy Giménez Arnau, que entra en el negocio de la compra-venta de licencias de vehículos con conductor.

¿El fin de una era?

Puede también que la fuga de Matamoros se parezca –salvando las distancias– a la del Banco Sabadell o Planeta. O sea, huir de un formato de incierto futuro, habida cuenta de que 'Sálvame' compite con otros espacios 'belenestebanizados' como 'El Chiringito de Jugones' o 'Al rojo vivo', y el monocultivo del vacío ya no renta lo que antes.

Matamoros es un tipo listo que siempre ha optimizado recursos. A saber, su relación con la finada Carmen Ordóñez, las fotos de su excuñada Mar Flores encamada con el conde Lequio, las tensiones con sus hijos, el glaucoma que iba a dejarle ciego, sus reformas de chapa y pintura que le han convertido en un clon de Hellraiser –se ha operado párpados, orejas, bolsas de los ojos, arrugas de la frente, nariz, comisura de la boca–; o las broncas extremas con Mila Ximénez.

"A mí el culo de la Pantoja me da exactamente igual", dice hoy con pasmosa sinceridad. ¿Y si en el fondo es un alma sensible? Él certifica que quería hacer Arte y Decoración, pero que su padre no le dejó. Se vende en las redes como "republicano, ateo y madridista". Es capaz de hacer humor político ("Declaro que me voy de 'Sálvame' pero lo suspendo temporalmente"). Asegura que su sueño es montar un club de jazz en el que suenen Thelonious Monk, John Coltrane o Stan Getz. Jura que le gustan la poesía y el cine. Y hasta cita en Instagram a Elisabeth Kübler-Ross, la pionera en el estudio de las experiencias próximas a la muerte.