UNA HISTORIA DE LES CORTS...

Vidrio y fuego, la historia de Cristalerías Planell

La fábrica modernista de la calle de Anglesola dio trabajo a niños que realizaron una huelga en 1925 para mejorar sus condiciones

El edificio de Cristalerías Planell, ahora rehabilitado y sede de varias entidades de Les Corts.

El edificio de Cristalerías Planell, ahora rehabilitado y sede de varias entidades de Les Corts.

ANNA ROCASALVA / BARCELONA

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El distrito de Les Corts tiene un notable pasado industrial. Así lo describía el poeta J.V. Foix en un relato de Diari 1918: "Disfruto, ya desde niño, allí donde el fuego centellea, y los vidrieros, que veo agigantados, me descubren nuevos parajes y me complazco". El poeta se refiere así a la impactante visión de los más de 8.000 metros cuadrados de las Cristalerías Planell, y el bullicio de sus trabajadores, recortados a la luz del fuego de los hornos, siempre encendidos. Su historia es un homenaje al trabajo duro, pero también un testigo de las huelgas sindicales y los estragos de la guerra y la posguerra. "En tiempos de miseria y de silencio, la fábrica significó sobrevivir", explica el hijo de una de las trabajadoras, Antoni Brengaret.

Fundada en 1913 y situada en los números 1-3 de la calle de Anglesola, Cristalerías Planell fue una de las empresas de vidrio artístico más importantes de Europa. "Se hacía opalina, jarrones, figuritas y lámparas que eran las que más éxito tenían en América", explica el arquitecto e historiador, Antoni Vilanova. De origen humilde, Planell se convirtió en un gran empresario y un distinguido miembro del partido Liga Regionalista. "Pero no era un amo de esos ante los que todos debían quitarse el sombrero -comenta Brengaret-. A veces soplaba vidrio con los trabajadores y se llevaba a los niños de la fábrica a merendar".

LUCHA OBRERA

El capital humano de la cristalería era mayoritariamente femenino "porque la minuciosidad y la atención al detalle requerida se asociaba a la mujer", explica Vilanova. Pero la fundición se sustentaba, en parte, gracias a la mano de obra infantil. Doblemente explotados, por ser obreros y menores, los aprendices organizaron la famosa Huelga de los Niños en 1925. La protesta logró detener el sector del vidrio de la provincia de Barcelona y los niños obtuvieron mejoras en sus condiciones de trabajo.

En 1938 la empresa fue colectivizada pero, después de la guerra, el franquismo devolvió la fábrica a su propietario y lo nombró jefe del sindicato vertical del vidrio. Posteriormente, el régimen condecoró a Cristalerías Planell con el título de empresa ejemplar. "Leopoldo Planell fue un converso pero nunca un delator -matiza Vilanova- . Impulsó una mutua para los trabajadores y dio trabajo sin importar los antecedentes políticos". No obstante, tres años después de la muerte de Planell, la empresa quebró. Fue en 1957.

Tras años de abandono, el edificio es ahora un equipamiento público que aloja un centro de formación para adultos, una sede del Consorci de Normalitzatció Lingüística y un hotel de entidades. La remodelación, a cargo de Harquitectes, incorpora elementos modernistas y novecentistas de la fachada original. "El objetivo era lograr un edificio eficiente y sostenible -dice el arquitecto Josep Ricart-. También hemos construido chimeneas solares que funcionan como motor de aire natural". "Planell quiso que su fábrica fuese como una gran familia por y para el barrio", afirma Brengaret. Lo ha logrado.