Los vecinos del sur de Siria blindan sus fronteras

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zentauroepp44171473 this thursday july 5 2018 photo provided by nabaa media a180706185514 / Nabaa Media via AP

ANA ALBA

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Mohamed Hariri, de 29 años, llegó hace quince días a Bariqa, un pueblo sirio situado a un kilómetro de la frontera con los Altos del Golán ocupados por Israel.

Vivía cerca de Daraa, al sur de Siria, pero tuvo que huir de su casa el 18 de junio "por los intensos ataques del Ejército sirio, los rusos y milicias de Hizbulá (grupo libanés chií que combate junto a Damasco)", cuenta por teléfono. 

Desde el mirador de Hazaka, en la parte del Golán en manos israelís, se oyen bombardeos en la lejanía y se divisan decenas de tiendas de campaña a 500 metros de la frontera. Probablemente, en alguna se aloja Hariri con su esposa, embarazada, y su hijo de tres años. Pero encontrarse cara a cara con esta familia es imposible porque la frontera entre Israel y Siria, países técnicamente en guerra, está herméticamente cerrada. 

MALA SITUACIÓN EN LOS CAMPOS

"Huímos cuando empezaron los bombardeos en Daraa. Pensamos que el mejor lugar para refugiarse era la frontera con Israel porque es un país fuerte, nadie lo atacará", explica Hariri, que asegura ser civil y no combatiente.

"La situación en los campos de refugiados es muy difícil, sobre todo para niños y mujeres, hay muchas embarazadas. Nos faltan tiendas, no tenemos lavabos ni suficiente comida", relata Hariri desde Bariqa, a unos 50 kilómetros al noroeste de Daraa.

En los límites entre Siria e Israel se han refugiado "de 10.000 a 15.000 personas", indica el teniente coronel Tomer Koller, médico del Ejército israelí. Desde que Damasco empezó a reconquistar Daraa "hemos entregado más ayuda a los desplazados de lo habitual, ayuda de Israel y otros países", señala Koller.

PROGRAMA "BUEN VECINO"

El ejército empezó a mandar productos a los sirios de los pueblos cercanos hace cinco años. Bajo el programa "Buen Vecino", les entrega alimentos, agua, gasolina, generadores, medicamentos y material médico.

El plan se concibió como "una herramienta de seguridad", aduce el teniente coronel Marco Moreno, ex-jefe de "Buen Vecino". "Pensamos que con la revolución en Siria podrían entrar combatientes en Israel", apunta.

La mayoría de los siete años de guerra en Siria, la zona fronteriza con Israel ha estado controlada por grupos opositores, muchos yihadistas, como el Frente al Nusra. "Ofrecimos ayuda humanitaria a los vecinos a cambio de que evitaran que el terror penetrara en Israel", confiesa Moreno.

A través de "Buen Vecino", el Ejército israelí ha evacuado a 5.000 heridos sirios a los que han tratado en hospitales de Israel y luego han devuelto a Siria. 

HERIDAS DE GUERRA SEVERAS

Con la ofensiva militar de Damasco y Rusia en Daraa "no ha aumentado el número de heridos, pero presentan heridas de guerra más severas. Varios niños han llegado solos porque les han matado a la familia", comenta Koller. "A Israel no le interesa que (los desplazados) crucen la frontera, por eso les damos lo que necesitan", asevera sin tapujos.

El primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu, dejó claro que Israel "no permitirá entrar a nadie" en su territorio. "Es un país muy pequeño", de 8,5 millones de habitantes, alega Moreno. Su vecino Líbano, con 6 millones, alberga a 1,5 millones de refugiados sirios y 500.000 palestinos.

Según Moreno, "los sirios no quieren entrar a Israel". Hariri expresa todo lo contrario: "Sería el primero en entrar en Israel si abriera la frontera", subraya. En la valla fronteriza se han producido protestas de sirios que piden protección internacional. 

IRAK LEVANTA UNA VALLA

Jordania, que acoge a 1,3 millones de sirios, también ha sellado sus límites con Siria, donde se concentran, según la ONU, entre 270.000 y 330.000 personas huidas de Daraa.

El Ejército israelí ha desplegado más unidades de artillería en la frontera con Siria, que se mantiene bastante tranquila. Desde que estalló la guerra en 2011, Israel ha respondido a la caída de cohetes en su territorio y ha bombardeado convoyes en Siria que presuntamente transportaban armas para Hizbulá o instalaciones donde se almacenaban. 

Otro vecino de Siria que se blinda es Irak, que ha iniciado la construcción de una valla electrificada de alambre de espino a lo largo de 19 kilómetros fronterizos para evitar que penetren combatientes del Estado Islámico.