La pesadilla egipcia

El grupo Wilayat Sinai, filial del Estado Islámico en Egipto, apunta ante todo a las fuerzas de seguridad, pero también mata a civiles

ANA ALBA / JERUSALÉN

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«Derribamos el avión con la ayuda de Dios, pero no tenemos obligación de revelar el mecanismo que usamos». En una grabación de audio, el grupo yihadista Wilayat Sinai (Provincia del Sinaí) aseguró que atacó el avión de la compañía rusa MetroJet (Kogalymavia) que se estrelló en la península egipcia del Sinaí el 1 de noviembre.

Los expertos consideran casi imposible que Wilayat Sinai, la autoproclamada filial del Estado Islámico en Egipto, derribara el aparato porque cuando estalló volaba a 30.000 pies de altura y para alcanzarlo el grupo hubiera necesitado un misil sofisticado que no posee.

«Por experiencia sabemos que los grupos salafistas del Sinaí tienen armas avanzadas. Usaron misiles Stinger (tierra aire) para disparar contra helicópteros del Ejército egipcio. Pero solo pueden derribar helicópteros o aviones por debajo de los 10.000 pies», explica a este diario el analista Mkhaimer Abu Sada, profesor de la Universidad de Al Azhar de Gaza.

«Si el avión ruso volaba a 30.000 pies, no podían alcanzado con las armas que tienen. Si Wilayat Sinai está detrás del ataque, debió de colocar una bomba dentro del avión», opina Abu Sada.

Vacío de poder

En los últimos años, diversos grupos yihadistas operan en el Sinaí. La mayoría siguen la ideología del salafismo, movimiento suní que reivindica el retorno a los orígenes del Islam y consta de una corriente pacífica y otra que considera la violencia legítima para imponer un régimen islamista.

«Desde la caída del régimen de Hosni Mubarak, los salafistas operan especialmente en el Sinaí por el vacío de poder que se produjo y el derrumbamiento de algunos servicios de seguridad», dice Abu Sada.

«Los salafistas ganaron más terreno después de que el régimen de los Hermanos Musulmanes liderado por el expresidente egipcio Mohamed Mursi fuera derrocado hace dos años. Tras el auge del Estado Islámico en Irak, algunos salafistas en el Sinaí le declararon lealtad», comenta el analista de Gaza.

Wilayat Sinai se llamaba antes Ansar Beit al Maqdis (Defensores de Jerusalén), pero el 10 de noviembre del 2014 se afilió al EI y cambió de nombre. Sus líderes proceden de otras formaciones yihadistas del Sinaí y son combatientes experimentados. Aunque el número exacto de miembros se desconoce, se calcula que unos mil hombres integran el grupo, que opera sobre todo en el norte del Sinaí, según datos del Instituto Tahrir de Política de Oriente Medio.

A pesar de que ha adoptado gran parte de la ideología y los métodos del EI -como las decapitaciones- y comparte su aversión por Occidente, su prioridad es luchar contra el Gobierno egipcio y pretende ser aceptado por la población, a la que no aterroriza como el EI.

Conexión por túneles

Entre los objetivos del grupo están los oleoductos, gasoductos e instalaciones estatales, pero se concentra en las fuerzas de seguridad egipcias, contra las que ha llevado a cabo múltiples ataques.

También intentó asesinar a un ministro del Interior y ha matado a civiles, como los ocho israelís que viajaban en un autobús en el sur de Israel en el 2011 o los tres turistas surcoreanos y el conductor egipcio que iban en un autocar cerca de la frontera de Egipto con Israel.

El Gobierno israelí asegura que los yihadistas de la península egipcia y grupos palestinos de Gaza están conectados a través de túneles que comunican los dos territorios. La mayor parte fueron destruidos por los egipcios.

Wilayat Sinai acusa al presidente egipcio, Abdelfatá al Sisi, de llevar a cabo una guerra contra el Islam. El Cairo declaró terrorista al movimiento Hermanos Musulmanes en diciembre del 2013.