Rusia da el plante a Obama y no va a la cumbre antiyihadista

IDOYA NOAIN / NUEVA YORK

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La diplomacia no solo le está fallando al pueblo sirio. Ayer, horas después de que Barack Obama y Vladimir Putin se vieran cara a cara en su primera reunión bilateral en casi dos años, forzados al diálogo ante el agravamiento de la crisis humanitaria y de la amenaza terrorista en Siria, Rusia plantó a EEUU en una cumbre organizada por este último país en las Naciones Unidas sobre cómo combatir al Estado Islámico (EI) y el extremismo violento. Al desplante le acompañaron, además, duras palabras, y en la sede de la ONU, un día más, las dos potencias evidenciaron la renovada batalla que libran por el poder.

Fue Vitali Churkin, embajador de Rusia ante las Naciones Unidas, el encargado de lanzar los proyectiles dialécticos que agrandaban la herida del desplante. En declaraciones a medios rusos, Churkin aseguró que la mera organización de la cumbre en la sede de la ONU representaba «una grave falta de respeto de EEUU hacia el secretario general» del organismo, Ban Ki-moon. Rusia, que hoy ejerce por último día la presidencia mensual del Consejo de Seguridad, asegura que Ban tiene «su propia estrategia» y Moscú presenta precisamente en este último día una resolución. ¿El objetivo? El mismo de la cumbre de Obama: unir a la comunidad internacional para luchar contra el EI y el extremismo violento.

DESENCUENTROS / Washington y Moscú llevan tiempo librando su pulso por marcar el camino adelante en Siria y en la región. Recientemente, Putin ha sido quien más ha acelerado sus pasos, aprovechando lo que algunos identifican como un vacío creado por Obama, al que se ha visto como indeciso y poco determinado en sus acciones contra el EI y contra el régimen de Bashar el Asad. También se le acusa de haber fracasado  en la estrategia de entrenar y armar a una oposición moderada en Siria. Y si el lunes los dos líderes mostraron sus diferencias al mundo en sus sendos discursos ante la ONU, con el plante ayer Rusia escaló la presentación pública de esos desencuentros.

Churkin se olvidó del lenguaje diplomático e identificó la cumbre estadounidense como un intento de Washignton de «arrimar el ascua a su sardina y de arrogarse las funciones de la ONU». Denunció, además, que EEUU organizaba el encuentro solo para «intentar demostrar su liderazgo, al menos sobre el papel», algo para lo que llegó a usar el  calificativo de «lamentable». Y entró en otras descalificaciones, asegurando que EEUU mantiene una actitud de pensar que «incluso en este edificio [de la ONU] Obama está por encima de todos».

Es un golpe que tiene también contrapartidas y Rusia está molestando a algunos de los países que ya participan en la lucha contra el EI. Ayer, en Nueva York, Laurent Fabius, el ministro de Asuntos Exteriores de Francia, recordó que su país ya está participando en ataques aéreos en Siria contra el EI: «La comunidad internacional está golpeando a Daesh [acrónimo en árabe del EI], Francia los está golpeando, y Rusia, por ahora, no. Si uno está contra los terroristas, no es anormal atacarlos».

La evidente y creciente tensión entre Moscú y Washington, además, es preocupante. Así lo reconocía, por ejemplo, el ministro de Asuntos Exteriores de España, José Manuel García Margallo, que participó ayer en la cumbre de Obama y hoy lo hará en la reunión del Consejo de Seguridad (que España presidirá por un mes a partir del jueves). «Llevamos ya cinco años, 200.000 muertos, más de siete millones de desplazados internos, cuatro millones de refugiados... Es un problema que hay que resolver de forma urgente y todo lo que dificulte esa solución preocupa», dijo.

Margallo reconocía también que «Rusia es un actor importante en la zona, con una relación privilegiada con Bashar el Asad, y debe participar de la solución». La cuestión ahora es saber si Moscú impondrá su visión, que según planteó Putin el lunes incluye la formación de una gran coalición internacional como la que derrotó al nazismo para vencer al EI, pero en la que, según el presidente ruso «sería «un grave error» no contar con Bashar el Asad». Para EEUU, mientras, Asad no puede formar parte de la solución.