ACCIÓN TERRORISTA

Conmoción en Chile tras el atentado en el metro de Santiago

La presidenta chilena, Michelle Bachelet, centro, a su salida de una clínica, el lunes, tras visitar a tres de las personas heridas en el atentado de Santiago de Chile.

La presidenta chilena, Michelle Bachelet, centro, a su salida de una clínica, el lunes, tras visitar a tres de las personas heridas en el atentado de Santiago de Chile. / SS/gln

ABEL GILBERT / BUENOS AIRES

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"Estamos enfrentando un tema de Estado", ha dicho la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, después de encabezar una reunión de emergencia del Comité Operativo de Seguridad en la que se analizaron las acciones a seguir un día después del atentado en el metro de Santiago del lunes, que provocó 14 heridos.

 "Vamos a aplicar todo el paso de la ley a quienes resulten responsables, no nos va a temblar la mano", ha advertido. El encuentro se ha realizado en el Palacio de la Moneda y ha durado toda la mañana. "He citado al Comité Operativo de Seguridad conformado por las policías, las autoridades judiciales y también políticas para coordinar todas las acciones necesarias que nos permitan reforzar el trabajo de seguridad pública y llevar cuanto antes a los autores de este acto terrorista ante la ley", ha informado la presidenta.

Movilización policial

Bachelet le ha garantizado a la Fiscalía Nacional los "recursos requeridos" para tener "cuanto antes resultados concretos" de la investigación. "No vamos a permitir que un grupo reducido de terroristas y cobardes afecten la vida de la gran mayoría", ha subrayado tras la reunión. La bomba que afectó a la estación Escuela Militar, en cuyas inmediaciones se encontraba la madre de la mandataria, Angela Jería, ha acelerado la decisión del Gobierno de enviar al Congreso las enmiendas de la actual ley Antiterrorista antes de que concluya el presente mes. Se contemplan además cambios a la Ley de Inteligencia, y la necesidad de aprobar a la brevedad una normativa más estricta sobre control de armas y explosivos.

Bachelet aludió en su comparencia ante la prensa a este delicado asunto: "Los que llevan adelante estas acciones creen que nos van a atemorizar, que van a alterar nuestro ritmo de vida y que van a cambiar la vocación de vivir en paz que tenemos en Chile. No vamos a permitir que un grupo reducido de terroristas y cobardes afecte la vida de la gran mayoría de hombres y mujeres".

Pero, por lo pronto, los esfuerzos del Estado se concentrarán en la búsqueda de los responsables del atentado. "El país necesita saber quiénes son estas personas que se han atrevido a atacar a personas inocentes", ha subrayado el ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo.

Desde que Bachelet asumió el cargo el pasado 11 de marzo, al frente de la coalición Nueva Mayoría que integran socialdemócratas, demócrata cristianos y comunistas, Santiago ha sido escenario de una serie de atentados menores.Sin embargo, según la web 'El Mostrador', la bomba del lunes representa un "punto de inflexión".

Influir temor

Fuentes de los Carabineros citadas por la revista 'The Clini'c contemplan la posibilidad de nuevos atentados. "La sensación de temor ya está instalada. Y desde ese punto de vista lograron su primer objetivo: infundir miedo".

En la capital ya eran perceptibles las consecuencias del traumático episodio. Unos 500 policías fueron destinados a custodiar las estaciones de metro. El Gobierno a su vez ha decidido reforzar la seguridad en el marco de la conmemoración del próximo 11 de setiembre, cuando se cumplen 41 años del golpe de Estado contra Salvador Allende. "Es previsible que haya gente que se pudiese entusiasmar con este tipo de cosas", dijo el subsecretario del Interior, Mahmud Aleuy, sobre la posibilidad de nuevos bombazos.

Los chilenos tienen dos recuerdos diferentes de las bombas. Uno, de los años setenta, durante el Gobierno de la Unidad Popular, asocia los atentados a los grupos de extrema derecha, entre los que se encontraba Patria y Libertad. Los atentados volvieron en los años 80, durante la dictadura de Augusto Pinochet, pero con otro signo idoelógico: los realizaba el ya disuelto Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).

Dos hipotesis

Respecto al presente, los investigadores manejan dos hipótesis. La primera apunta a grupos anarquistas. No deja de llamar la atención que la bomba haya explotado cuando la justicia ratificara la condena de tres ciudadanos vinculados a esas pequeñas facciones por el asalto a un banco y la muerte de un policía.

Pero la segunda probabilidad, que parece un inquietante retorno a los años 70, pone su mira en la formación de grupos de extrema derecha que busquen desestabilizar a un Gobierno que, en medio de crecientes dificultades políticas y una baja de las previsiones de crecimiento económico, intenta llevar adelante una serie de cambios en materia tributaria y social que ya cuentan con el rechazo del empresariado.

Los efectos del atentado se trasladaron a la política. El presidente de Renovación Nacional (RN-derecha), Cristián Monckeberg, ha pedido al Gobierno "actuar con contundencia" frente al hecho. "Tiene que atreverse a usar todas las alternativas legales para darle seguridad a los ciudadanos".