El futuro de la Eurozona

Pendientes de Draghi

SALVADOR SABRIÀ / BARCELONA
JOSÉ MARIA FRAU / BERLÍN

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Unas frases del presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, el pasado jueves bastaron para frenar la especulación y el miedo de los inversores a la deuda soberana. Pero ya ha pasado una semana y hoy, en la reunión del consejo de gobierno del BCE, las promesas deberían concretarse en hechos, pero no está muy claro qué tipo de medidas adoptará el organismo. Los países que sufren una mayor presión de los mercados, España e Italia, esperan que, de entrada, el Banco reactive el programa de compra de bonos el mercado secundario como primera medida para ganar tiempo.

Pero los países ricos del norte, los máximos contribuyentes del BCE, reclaman más garantías y sistemas de control a los países deudores para asegurarse de que este dinero prestado, directa o indirectamente, se recuperará y, sobre todo, servirá para algo más que para dilatar un rescate que podría acabar necesitando una o las dos economías mediterráneas.

DOS FRENTES / Entre estos dos jueves se ha vivido una actividad diplomática frenética. En un frente, los partidarios de que el BCE entre de lleno otra vez, aunque sea de forma indirecta, en la compra de bonos soberanos. En este equipo sobresale el primer ministro italiano Mario Monti, junto con el secretario del Tesoro estadounidense Timothi Geithner, que han realizado un auténtico tour para convencer a los más reticentes: Alemania (parte del Gobierno de Angela Merkel y sobre todo el Bundesbank) y Finlandia. En el mismo equipo juega el presidente francés, François Hollande, y -parece que está de espectador, pero cumpliendo los deberes- el presidente Rajoy.

Los más optimistas son los españoles, que confían en que una acción decidida del BCE baste para calmar a los mercados y dejar la prima de riesgo en un nivel aceptable para que el país pueda seguir financiándose por su cuenta en el mercado.

El italiano Monti ha jugado a favor de una combinación de medidas, entre las que incluiría la posibilidad de otorgar una ficha bancaria al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), vigente hasta mediados del 2013. Este instrumento, que está concebido como un fondo de rescate temporal, debe ser substituido por el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), que tendrá carácter permanente cuando entre en vigor. Convertirlos en bancos les permitiría tener muchos más recursos para comprar deuda, con mayor facilidad para venderla después, y además utilizando dinero del BCE. Pero, como explicaba ayer gráficamente el analista José Antonio Bueno, «en definitiva se trata de que alguien compre más deuda y este acabará dependiendo al final de una forma u otra del BCE».

RECHAZO / El mayor contribuyente del BCE es Alemania, país en el que aumenta el rechazo popular a aportar fondos para el rescate de otro país del sur o a adoptar medidas que podrían dar a dichos países acceso a estos fondos con menos condiciones, como la citada ficha bancaria. Por ello, en Alemania el debate sobre la conveniencia de convertir al FEEF o al MEDE en banco ha ido subiendo de tono a medida que se acercaba el día en que Draghi debería anunciar las medidas prometidas en Londres el pasado jueves.

Socios de Gobierno de Merkel, y el presidente del Bundesbank (el banco central alemán), Jens Weidmann, han presionado a la máxima autoridad del instituto emisor europeo. Le han recordado que sus competencias establecidas en el Tratado no incluyen la compra de deuda y han enfriado las expectativas.

Merkel está de vacaciones y da la impresión de que su presencia en Berlín es necesaria para poner orden. Porque las declaraciones de sus socios de Gobierno, tanto de los liberales como de su partido hermano en Baviera, la CSU, no hacen más que incrementar la confusión. O tal vez sea este el objetivo de la cancillera después de las declaraciones a favor de la estabilidad del euro que, junto con Monti y Hollande, hizo públicas la semana pasada, en lo que parecía una demostración de apoyo a las promesas de Draghi.

El diario de Múnich Süddeutsche Zeitung abrió el debate cuando el pasado martes aseguraba que la idea de conceder una licencia bancaria al Fondo de Estabilidad iba ganando fuerza entre los socios de la eurozona. El mismo día, una portavoz del ministro de Finanzas de Merkel, Wolfgang Schäuble, afirmó que no hay necesidad de dar este paso.

REUNIÓN / Draghi ha anunciado que antes de la reunión de hoy del BCE, se encontrará con el presidente del Bundesbank para convencerle de que la institución intervenga de alguna manera en el marcado de deuda. Weidmann no cede y ayer recordó que Alemania tiene más fuerza en el BCE que la mayoría de los representantes del resto de la eurozona. El banco central, insistió, debe mantener su independencia y no ir más allá de velar por la estabilidad de precios. Ayer, el vicecanciller y ministro de Economía, el liberal Philipp Rösler no hizo más que reiterar las advertencias de Weidmann.