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"Gracias al taxista que devolvió a mi hijo su pequeño tesoro"

Taxistas en la T-1 de El Prat.

Taxistas en la T-1 de El Prat. / RICARD CUGAT

El día 4 de enero, por la tarde, llegamos al aeropuerto del Prat desde Milán. Éramos 4, con 5 maletas y un par de bolsas, y cogimos un taxi hasta la calle de Encarnación. En el viaje hasta nuestra casa conversamos amablemente con el taxista y, cuando llegamos a casa, nos ayudó a descargar las maletas.

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Por la mañana, mi hijo Pablo nos despertó con lágrimas en los ojos porque no encontraba su riñonera con los 30 euros que tenía dentro. En el trasiego del viaje, la había perdido. A veces pasa, por mucho que estés atento, es suficiente una pequeña distracción y, de repente, lo que tenías en la mano ha desaparecido. Dentro no había ninguna documentación, solo una cartera de niños y su pequeño tesoro.

Salimos para encontrar algo que pudiera darle consuelo y, cuando volvimos, nos lo encontramos con una gran sonrisa y sus ojos ya no lloraban. En la mano tenía la riñonera con su tesoro intacto y el corazón lleno de felicidad. Nos contó que, en nuestra ausencia, alguien había picado al timbre. Era el taxista, con la riñonera que había encontrado en su taxi. Había picado a todos los timbres hasta dar con el nuestro y la devolvió a su pequeño dueño, mi hijo. Lamento no haber estado cuando vino.

Quiero aprovechar para darle las gracias a este buen hombre por su gesto y decirle que para mi hijo, él es un héroe, su taxi es su caballo y que los cuentos de hadas a veces existen. Muchas gracias amigo taxista.

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