Vivienda

Los jóvenes de Madrid y Barcelona no pueden comprarse una casa

Los bajos salarios y los altos precios dificultan que los chicos entre 25 y 35 años accedan al mercado inmobiliario

Viviendas de Barcelona.

Viviendas de Barcelona. / periodico

Sara Ledo

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A los 27 años y con sendos puestos fijos, María García y su pareja decidieron que querían comprar un piso en Madrid, su ciudad de residencia. Con un tope presupuestario de 300.000 euros buscaron piso en la capital de España durante más de un año, hasta que a finales del mes de julio decidieron dejar de intentarlo porque ni siquiera se acercaban a las ofertas disponibles. Ellos son un ejemplo de la situación que viven la mayoría de jóvenes en Madrid y Barcelonaquieren comprarse un piso pero no pueden.

"Llevamos cuatro años con el mismo problema: El joven con recursos propios no puede acceder a la compra de vivienda, concretamente en Madrid y en Barcelona", afirmaba el consejero delegado de ST Sociedad de Tasación, Juan Fernández-Aceytuno, en la presentación del último informe El perfil del comprador de vivienda, elaborado por Planner Exhibitions y ST Sociedad de Tasación, a través de encuestas a los visitantes al Salón Inmobiliario Internacional de Madrid (SIMA).

Esta edición del SIMA fue la primera en cuatro años en la que la demanda joven se estabilizó, con el mismo porcentaje del año pasado (33%) de chicos entre 25 y 35 que visitaron la feria, sin embargo, cada vez les resulta más complicado encontrar una vivienda como consecuencia del incremento de precios de venta. Según el informe, en 2018 ha aumentado el número de jóvenes que está entre 6 meses y dos años buscando una vivienda hasta el 51,7% (en 2017 se situaba en el 36,9 %) en detrimento de aquellos que están menos de 6 meses, su flexibilidad presupuestaria parece haber tocado techo con un presupuesto un 14% inferior a la media del estudio -237.000 frente a los 270.000- y crece diez puntos (del 44,3% al 53,4%) el porcentaje de jóvenes que tienen que financiar entre el 50% y el 80% del precio de compra.

Unos datos que, según Juan Fernández-Aceytuno, corresponden a Madrid (lugar en el que se realiza la feria) y a Barcelona no son extrapolables a otras ciudades pues se trata de un comportamiento "absolutamente anómalo" respecto al resto del país. Según el INE, el precio de la vivienda se ha incrementado un 6,8% en España, una cifra que Fernández Aceytuno reduce al 2,2% si se elimina de ella los datos de estas dos ciudades. 

Una nueva realidad

"Esta generación se casa más tarde, tiene menos hijos, los salarios les penaliza muchísimo y unido al incremento del precio de los alquileres genera una espiral que hace que sea un reto tremendo que una pareja en Madrid o en Barcelona se pueda plantear la compra de una vivienda", resumía el consejero delegado de ST Sociedad de Tasación. No obstante, un 76,8% de los encuestados entre 25 y 35 años se mantiene fiel a la cultura de compra de los países del sur de Europa, frente al alquiler de los nórdicos. Entre los motivos está que la hipoteca les sale por un precio similar al alquiler, que una compra es una inversión y que con la venta se recupera el dinero invertido en la compra.

Por otra parte, según datos de Eurostat, los jóvenes en España se independizan a los 29,3 años, tres años por encima de la media europea. Preguntados en este sentido, un 46,3% de los encuestados reconoce que hubiera preferido haberse independizado antes. Entre las razones  a las que aluden para no haberlo hecho está el precio de la vivienda, en primer lugar, seguido de la inestabilidad laboral y en menor medida, un salario insuficiente y la dificultad de financiación.

Revertir la situación

Para Fernández-Aceytuno se necesitan medidas de incentivos fiscales y subvenciones que repercuten en el precio de la vivienda, pero también otras como "incentivar que todo aquel con una vivienda vacía la ponga en el mercado para que haya más oferta y se reduzcan los precios". Sobre el plan del Ministerio de Fomento de construir 20.000 viviendas baratas dirigidas a los jóvenes, Fernández-Aceytuno le pone un 'pero': el tiempo de ejecución, que sitúa entre tres y cuatro años. "Primero deberíamos trabajar para asegurarnos de que las viviendas vacías estén a disposición de los jóvenes", agregó.