Lea las instrucciones
Hay que agradecer a la Unión Europea la atención preferente a los derechos de los consumidores en el ámbito de las finanzas
Josep-Maria Ureta
Periodista
JOSEP-MARIA URETA / BARCELONA
Final de un anuncio de aspirina de los años 80: "Este anuncio es de un medicamento. Lea detenidamente las instrucciones de uso. En caso de duda consulte con su farmacéutico". El locutor era capaz de soltarlo en 10 segundos, lo que atragantaba al receptor del mensaje. Se pasó de 20 a 10 palabras, el texto actual, seleccionando las tres palabras clave: instrucciones, medicamento, farmacéutico.
Entre las muchas aportaciones que deben agradecerse a la Unión Europea destaca la atención preferente a los derechos del consumidor. Así se ha consolidado una potente industria farmacéutica y alimentaria, hasta el punto de la rigurosa exigencia informativa para cualquier medicina o alimento envasado, con su composición y contraindicaciones.
¿Cuántos europeos, desde el 2008, no han imaginado –o exigido si están bien organizados— que esa misma práctica se aplique a los productos financieros, sean fondos, seguros o hipotecas? "Lea las instrucciones y consulte a su asesor financiero", por resumir.
Será el último trimestre cuando se intensificará el nombre Mifid II, que no es una pócima sino unas siglas que traducidas del inglés (¿será lengua extracomunitaria?) significan directiva sobre mercados de instrumentos financieros, ley europea de obligada incorporación a los BOEs de cada estado miembro antes del próximo 3 de enero. El primer Mifid, que no estaba numerado porque se creía que iba a durar mucho, es del 2008. Con la catástrofe financiera iniciada aquel mismo año, provocada en buena parte por las anteriores malas prácticas bancarias en un mercado desregulado, se concluyó que las normas eran inoperantes y costes milmillonarios para los contribuyentes.
RECTIFICACIÓN
Mifid II es una rectificación en toda regla y que tiene una constante: la protección del consumidor/usuario con dos varas de medir, lo que que se prohíbe y lo que se exige a cuantos gestionan el ahorro de los demás. Banqueros, gestores de fondos, corredores de bolsa, consultores y asesores saben que van a tener que cambiar y mucho ante las nuevas reglas europeas. ¿Farragosas y quizá contradictorias? Sí, como aquel primer anuncio de medicamentos.
En el sector financiero se han formado tres grupos. Los que anticipan reducción de empresas, más concentración y comisiones más caras; los que maniobran para que todo siga igual jugando con el significado de las palabras, tendencia de larga tradición en el sector (¿recuerdan el cliente preferente?); y quienes ven la oportunidad de una renovación tecnológica y de métodos de gestión. De momento, ya han colado un término de dudosa traducción, la retrocesión ('rebounding'), que equivale a cuando te haces una radiografía y te preguntan por el médico que te envía, al que se le premia con una parte del precio final de la prueba, sin que lo sepa el paciente. El Mifid II lo prohíbe, ergo, se practica entre gestores.
Para no iniciados, Mifid II significa, primero, que el inversor particular (hay otras normas para seguros e hipotecas) no ha de tener nada que no entienda o no necesite. Segundo, que quien proporciona esa inversión ha de informar al cliente si el producto es de la entidad que representa o de otro emisor, lo que equivale según la norma a distinguir entre asesores independientes y dependientes. Aquí se va liar entre bancos, gestores y asesores. Perdón, quiere decir que habrá más competencia. Y los precios en euros, nada de porcentajes.
La tercera es recomendación para unos y exigencia para otros. Se trata de la formación. No siempre, aunque ante la cantidad de abusos denunciados se ha preferido obviarlo, el cliente puede alegar ignorancia. Lea y consulte. En el otro lado, la exigencia de conocimientos, titulaciones regladas y formación permanente para quienes se relacionan con el cliente es estricta y clarificadora.
¿Cómo se puede entender o recomendar cualquiera de los 20.000 productos financieros que hay en el mercado? Se van a clasificar por el riesgo, igual que al cliente por su capacidad de comprensión. Un par de exigencias más, para entender de qué va la profundidad del cambio: las conversaciones y los correos electrónicos cliente/asesor quedaran grabadas. Y, atención, ¡por fin!, los consejos de administración de las gestoras deberán conocer y seguir la evolución de los productos que comercializan. Con la responsabilidad derivada.
La palabra más repetida para describir el Mifid II es transparencia. Coincidencia con las campanadas del nuevo año. Las otras dos son idoneidad y gobernanza. Preparen aspirinas para todos.
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