ESCÁNDALO DE LAS TARJETAS DE CAJA MADRID

Días de excesos y safaris

Miguel Blesa gastó 9.000 euros en un viaje a Sudáfrica y Rodríguez Ponga, 40.000 en viajes en las navidades del 2008 y 2009 El 33,2% de los gastos de los ejecutivos son en cajeros

En el punto de mira 8Miguel Blesa, ante los juzgados el pasado mes de abril.

En el punto de mira 8Miguel Blesa, ante los juzgados el pasado mes de abril.

M. JANSA
MADRID

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Según se van conociendo detalles del uso que los afortunados directivos de Caja Madrid hicieron de las llamadas tarjetas negras, se hace más férrea la convicción de que aquellos fueron unos días (si no años) de lujos, derroches, excesos, joyas y safaris. El que no fue directamente al cajero -y así evitó que los ciudadanos supieran cuáles son sus debilidades de consumo- fue a la joyería o a un restaurante de lujo o se compró los electrodomésticos de casa, o directamente se lo bebió.

Los viajes también fueron muy deseados. Según el desglose de los gastos mediante tarjeta que ayer avanzó el diario El País, Miguel Blesa, sobre cuya etapa de gestión ya no caben más dudas del descontrol (o de control para algunos), se gastó 9.000 euros en un viaje a Sudáfrica y 10.000 euros en vino. A su consejero y exsecretario de Estado de Hacienda Estanislao Rodríguez-Ponga los viajes le salieron  más caros. Para este fin en las navidades del 2008 tiró de tarjeta negra por un importe de 25.000 euros; en las del año siguiente, pagó 15.000.

Más discretos fueron los que prefirieron el cajero, pero también más avariciosos. El que fuera dirigente de Izquierda Unida (IU) de Madrid hasta hace dos años, José Antonio Moral Santín, que fue vicepresidente de Caja Madrid con un sueldo de 526.000 euros, extrajo en efectivo 365.000. Ricardo Morado, exresponsable de sistemas, 360.000, y Enrique de la Torre, secretario del consejo, 224.000 euros.

Los datos conocidos a comienzos de semana ya apuntaban que la tentación más fuerte y atractiva, pero no insalvable, fue el cajero. De ahí salió el 33,2% de los gastos de los 21 consejeros ejecutivos y directivos, es decir, el equipo de Blesa en el que no estaban los representantes de partidos, sindicatos y organizaciones empresariales.

El que aún debe tener a la vista el resultado de la prebenda es Francisco Baquero, de CCOO, que gastó 266.400 en mobiliario de casa, electrodomésticos y restaurantes de lujo. El sindicato, en plena investigación interna, se mostró ayer «indignado» con este comportamiento de alguien que se desvinculó de la actividad sindical en el 2007 y solicitó la baja recientemente.

Quién no disponía de tarjeta fue el nuevo líder del PSOE Pedro Sánchez, quien fue miembro de la asamblea de la caja. Pero en cambio no consta que rechazara o devolviera los obsequios por asistir a las asambleas cuando era concejal del Ayuntamiento de Madrid. Recibió, como sus compañeros, de regalo un móvil, una cámara o un ordenador, según desveló El Mundo. Por ello le pidió ayer cuentas UPyD.

Hay quien ha tenido que enfrentarse a las miradas suspicaces de los compañeros de las empresas en las que trabajan actualmente. Ninguna firma quiere tener entre los suyos a alguien con esa pesada herencia de fama de manirroto y ocultador. Alguno ya ha dimitido por ello. No es el caso del economista neoliberal Juan Iranzo, próximo a la CEOE, quien dimitió ayer como vocal en el Consejo Económico y Social (CES), pero no renunció a los consejos a los que pertenece.

Catedrático de Economía Aplicada y decano del Colegio de Economistas de Madrid, Iranzo gastó 46.800 euros en los dos años que fue consejero de Caja Madrid. Anoche aún integraba los consejos de administración de Fertiberia y Red Eléctrica Española (REE), aunque el presidente de ésta reunió de urgencia a la comisión de gobierno para estudiar el caso Iranzo.