El mayor salvamento financiero de la crisis en España

El Estado nacionaliza Bankia y le dará las ayudas que necesite

Rodrigo Rato y José Ignacio Goirigolzarri, ayer en el relevo en Bankia

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PABLO ALLENDESALAZAR / MADRID
JUAN RUÍZ SIERRA / OPORTO

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Bankia es ya en la práctica una entidad pública en manos del Estado. En tres días de infarto, el Gobierno ha echado a su correligionario Rodrigo Rato de la presidencia, ha impuesto su sustitución por José Ignacio Goirigolzarri, y ayer forzó la nacionalización de su matriz, el Banco Financiero y de Ahorros (BFA). Por si no bastara con ello, el Ministerio de Economía se comprometió en una nota pública a aportarle el «capital que sea estrictamente necesario» para sanear el grupo, sin poner en condicional que la entidad pueda no necesitar más ayudas públicas.

La frenética actuación del Ejecutivo se ha venido fraguando desde hace semanas, ante la constatación de que el mercado, Bruselas y el FMI señalan a la entidad como uno de los problemas que tiene al país al borde del abismo. El temor a que Bankia -cuarto mayor banco del país (340.000 millones de activo y 10 millones de clientes)- arrastrase en su caída al Estado por las ayudas que tendría que aportar es, precisamente, el mayor temor de los inversores. Pero el Ejecutivo sostiene que la fórmula aplicada lo evitará. «El Gobierno garantiza la estabilidad del sistema financiero, que es fundamental para el funcionamiento de la economía», aseguró Mariano Rajoy desde Oporto.

MÁXIMO ESTRÉS / El Gobierno sometió al banco ayer a una jornada de máximo estrés. Deseaba guardar las formas y que fuera su elegido Goirigolzarri el que formalmente propusiese la nacionalización al consejo de BFA, una vez nombrado presidente de esta entidad y unas horas antes, de Bankia. Así fue, pero por si quedaba alguna duda de de dónde salía la iniciativa, el Ministerio de Economía aseguró en una nota que el departamento «impulsa la entrada» del Estado en BFA y que con ello «adquirirá el control» de Bankia, que es propiedad en un 45% de su matriz.

La fórmula elegida es transformar en acciones los 4.465 millones de euros en préstamos que el anterior Gobierno concedió al banco hace más de un año para facilitar la fusión de las cajas fundadoras: Caja Madrid, Bancaja y otras cinco entidades de ahorro más pequeñas (entre ellas, Caixa Laietana). Según el Banco de España, un tercero, independiente, tendrá que valorar BFA para saber qué participación corresponde al Estado. Pero, aunque se especuló con que la participación podría ser menor, de la nota de Economía se desprende que rondará el 100%, ya que subrayaba que el sector público «será el titular indirecto de un 45% de Bankia», justo la participación de la matriz en la filial.

El grupo debe enviar un plan de saneamiento al Banco de España y podría necesitar mayores ayudas públicas o usar sus recursos propios para sanearse, lo que disminuiría su valor. Deloitte, la auditora de BFA, se negó a firmar las cuentas del banco porque estimó que tenía sobrevalorada a Bankia en 3.500 millones y que debía cargar esta minusvalía contra su patrimonio, ya que no podía hacerlo contra sus beneficios (algo más de 40 millones en el 2011). Economía tenía el lunes decidido prestar 7.000 millones al banco, una opción que frustró la salida de Rato. Un estudio de la propia entidad apuntó hace unos días que precisa una limpieza de activos de 6.000 millones.

VENTAJAS Y RIESGOS / La transformación de las preferentes en acciones convierte al Estado en el primer accionista de BFA. Las cajas tenían el 100% del banco, pero este tendrá que hacer una ampliación de capital para darle entrada. La conversión tiene la ventaja para el banco de que dejará de pagar al Estado el interés del 7,75%, con lo que tendrá más recursos para sanearse.

Además, el Gobierno, al tener el control de las dos entidades (BFA posee el 45% de Bankia), podrá facilitar a Goirigolzarri que aplique la estrategia que ha pactado con el ministro de Economía, Luis de Guindos, de profesionalizar la entidad, echando a los expolíticos y sindicalistas con altos cargos. El problema es que las acciones, al contrario que las preferentes, pueden computar como déficit del Estado en ciertos casos.

Tras la cumbre hispano-portuguesa, Rajoy, más de 48 horas después de forzar la salida de Rato y con Bankia desplomándose en la bolsa, intentó por fin poner un paño caliente. «El Gobierno puede dar un mensaje de tranquilidad a los clientes», aseguró en Oporto.

En la misma línea, Goirigolzarri aseguró que asume el cargo con «gran sentido de la responsabilidad, pero con gran ilusión». El ejecutivo afirmó que tiene un proyecto de «gran futuro» para el banco, al que hará ser «más fuerte, rentable y potente» para beneficio de la propia entidad y de toda la sociedad española.

Junto a Rato, dejó ayer el banco José Manuel Fernández Norniella, su hombre de confianza desde que fue vicepresidente económico con José María Aznar.

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