CONSECUENCIAS EN LA ZONA EURO

Zapatero respira aliviado y confía en la rebaja de la presión a España

PILAR SANTOS
MADRID

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La aprobación del plan de ajuste en el Parlamento de Atenas se celebró especialmente ayer en el palacio de la Moncloa, donde José Luis Rodríguez Zapatero dio por medio conjurado el contagio a España. El presidente del Gobierno, según fuentes de su entorno, confía en que la presión a la deuda soberana se relaje aunque no se dará por superado este nuevo envite de la crisis en la zona euro hasta que los ministros de Economía y Finanzas (Ecofin) de los Veintisiete formalicen, a mediados de julio, la entrega de la ayuda de 12.000 euros a Grecia.

Zapatero lamentó, según explicaron sus colaboradores, que el primer ministro, Giorgos Papandreu, no haya contado con «el apoyo de la derecha griega» para este nuevo paquete de reformas, porque habría ayudado a dar más estabilidad al Ejecutivo heleno y a la zona euro. Una pulla indirecta a Mariano Rajoy, al que el presidente le ha achacado en numerosas ocasiones su deslealtad por no haber apoyado ninguna de las principales reformas contra la crisis.

BÉLGICA E ITALIA / España ha sido uno de los países, junto con Bélgica e Italia, que más han sufrido las consecuencias de la inestabilidad griega, sobre todo en la bolsa y en la prima de riesgo (el sobrecoste que paga el Estado para financiarse con respecto a Alemania).

Zapatero y la vicepresidenta económica, Elena Salgado, temían que la posibilidad de que el país heleno tuviera que decretar la suspensión de pagos arrastrara a España. Es un país mucho más grande que Grecia, Irlanda y Portugal, y mucho más caro, quizá demasiado, para ser rescatado.

Estos días, en privado, varios miembros del Gobierno y asesores del jefe del Ejecutivo reconocían que, si Papandreu no conseguía aprobar el nuevotijeretazo,los planes políticos se verían alterados inevitablemente. La convocatoria de elecciones anticipadas habría sido, según las fuentes citadas, una obligación más que una opción.

DEBATE DEL ESTADO DE LA NACIÓN / La coincidencia, además, de las discusiones en el Parlamento griego con el debate del estado de la nación en Madrid no facilitó la gestión política de la intervención de Zapatero, según sus asesores. Finalmente, la aprobación llegó apenas dos horas después de que acabaran los cara a cara en el Congreso de los Diputados, donde el presidente del Gobierno pidió a la Cámara «un poco de optimismo sobre el futuro del país».