ANÁLISIS COLCHONERO

Griezmann, o la pasión de golear con purasangres

Los seguidores del Atlético acusan a su estrella de distraerse con sus caballos de carreras

El francés Antoine Griezmann, del Atlético, golea con Francia.

El francés Antoine Griezmann, del Atlético, golea con Francia. / periodico

Emilio Pérez de Rozas

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Hay quien cuenta una frase que ha surgido del vestuario del Atlético de Madrid y que ha corrido como la pólvora por la capital. Es una frase que define muy bien la situación en la que vive su estrella Antoine GriezmannAntoine Griezmann. La frase la ideó, dicen, uno de los pesos pesados, y reza: "Es posible que Griezmann se quiera ir, pero lo que está muy claro es que ya no se puede quedar".

Hay más gente pensando que el filigranero francés, en muchos momentos más del 50% de ese equipo, ha sembrado demasiada cizaña como para pretender quedarse más allá del mes de junio. Es cierto que los pitos del sábado en el clásico se pueden convertir en vítores en cuanto empiece a golear, pero no es menos cierto que la estrella rojiblanca parece muy desencantado del club que lo convirtió en parte del tridente Messi-Cristiano-Griezmann.

El desencanto de la hinchada rojiblanca con su estrella es enorme, pese a ser el 50% de su equipo

No deberíamos olvidar que Griezmann está en uno de los clubs con la hinchada más caliente que existe. Tanto que el último cabreo de la tribu del Pupas es que su estrella ha dejado de interesarse por el fútbol y ha empezado a apasionarse por las carreras de caballos. Es más, en las redes sociales rojiblancas han aparecido fotos de Griezmann en el gran premio Arco del Triunfo, de París, el 1 de octubre, viendo carreras de caballos, 12 horas después de dejarse dos puntos en el campo del Leganés (0-0).

Construcción de su propia cuadra

Como tengo un amigo, hermano, que sabe de esto más que nadie, lo cito a desayunar. Y, sí, en efecto, José Ignacio Castelló, ahora experto en Crónica Global, me cuenta que todo es rigurosamente cierto. Que Griezmann, como el vasco Odriozola, se pirran por los purasangres.

Sin gastarse los 350.000 euros que le ha costado ese precioso McLaren, que ya quisiera para él hasta Fernando Alonso, Griezmann acaba de comprarse, por unos 25.000 euros, un potro irlandés de los buenos, llamado Tornibush, que ya ha ganado una carrera con sus colores, proporcionándole un premio de 24.000 euros.

Por cierto, más enfado ¡que ya es querer enfadarse!: los hinchas colchoneros se han quejado de que el yóquey de la cuadra de Griezmann no luzca los colores del Atléti y vaya con una camisa rosa con lunares negros. La misma enseña que llevará el yóquey del trotón que acaba de adquirir el delantero, de nombre Fleirel Vedaquais, por el que pagó 100.000 euros, vencedor de tres de las cinco carreras en las que ha participado y ganador de 60.000 euros en premios.

Sospechar que Griezmann, que se ha dejado el alma por el Atleti, ha dejado de golear porque piensa mucho más en sus purasangres que en el balón es dudar de uno de los mejores jugadores del mundo. Fuera y dentro de los hipódromos.