ESCÁNDALO EN SEVILLA
Los juveniles del Spartak de Moscú la lían en Sevilla
Emilio Pérez de Rozas
Periodista
Licenciado en Ciencias de la Información por la UAB. Hijo de Carlos Pérez de Rozas, sobrino de Kike y Manolo Pérez de Rozas, integrantes de una auténtica saga de fotoperiodistas. Trabajó en Diario de Barcelona, fundador de El Periódico de Catalunya en 1978 también formó parte de la redacción en Catalunya del diario El País. Colaborador del diario deportivo Sport y vinculado al departamento de Deportes de la cadena COPE, que dirige Paco González. Emilio suele completar muchas de sus informaciones con sus propias fotos, en recuerdo a lo aprendido junto a su padre y tíos.
El Periódico
El Spartak de Moscú juvenil, que participa en la Champions de los jóvenes, sumó ayer un nuevo escándalo a su larga lista de incidencias, casi todas ellas sorprendentemente toleradas por la UEFA. Esta vez fue en su visita a Sevilla donde, escoltados por 800 seguidores rusos, que habían acudido a la capital andaluza sin entrada para el partido de los mayores en el estadio Sánchez Pizjuan, los jóvenes rusos empataron (3-3) frente al juvenil sevillista en un partido esperpéntico, en el que estuvieron presentes los hinchas ultras del Spartak, pues en la ciudad deportiva del equipo andaluz pudieron entrar sin problemas.
El mismo equipo que en el partido de ida (1-1) acabó con nueve jugadores frente al Sevilla, el mismo público que fue sancionado por insultos racistas cuando el Liverpool juvenil jugó en Moscú, metió el miedo en el cuerpo a los juveniles andaluces, que se pasaron el partido temiendo que los hinchas moscovitas saltaran al campo en diversos momentos del encuentro.
Los jóvenes rusos, que dedicaron cortes de manga a sus rivales tras empatar a tres, tuvieron un comportamiento impropio de una competición, la UEFA Youth League, que debe ser un modelo deportivo
Dimas Carrasco, entrenador del juvenil del Sevilla, narró ancohe en la Cadena COPE el miedo que pasó el cuadro técnico y todos los jóvenes sevillistas ("nosotros tenemos un montón de jugadores de 16 años, de primer año, y lo pasaron fatal"), pues ya antes de empezar el partido se dieron cuenta de que los 800 hinchas rusos que llenaban una de las gradas podían crear muchos problemas "pues apenas había fuerzas de seguridad para protegernos".
Carrasco reconoció: "Mis chavales ya salieron a calentar al campo muy asustados, estaban cagados, vamos, pues esos forófos no eran cualquier cosa, ya que se trataba de auténticos armarios empotrados y, aunque le daban ambiente a un partido al que casi nunca viene gente, infundían mucho, mucho, miedo".
El portero se lía a puñetazos
El técnico de los juveniles del Sevilla reconoció: "Por suerte, al final, empataron a tres, de forma injusta, pues su tercer gol viene precedido de dos puñetazos que su portero le da a dos de nuestros jugadores, uno de ellos, creo, puede tener rota la nariz. Yo oigo al cuarto árbitro, que era español, pedirle al colegiado del partido por el pinganillo que le muestre tarjeta roja, pero el árbitro se desentendió de las dos agresiones y, a partir de ahí, saca el portero, montan una contra y nos empatan".
Pero el escándalo no acaba ahí. En medio de la euforia de los 800 hinchas rusos, que luego atemorizarían a toda Sevilla, pues se pasaron el día, la noche y la madrugada dando vueltas por la ciudad sin poder entrar en el Sánchez Pizjuan (donde intentaron colarse sin entrada o con entradas compradas en la reventa), los sevillistas intentaron sacar rápidamente de centro para aprovechar los cuatro minutos que aún le quedaban al partido y, de pronto, según explica Carrasco, "nada más sacar de centro, el portero ruso y cinco compañeros se tumbaron sobre el césped haciéndose los acalambrados, ¡de vergüenza, de verdad!"
"Cuando sacamos de centro, el portero y cinco jugadores del Spartak se tiraron sobre el césped y se hicieron los acalambrados para que pitasen el final del partido. De verdad, fue una vergüenza"
Carrasco reconoce que, finalmente, el árbitro, que no quería problemas, pitó rápidamente el final del partido y los juveniles andaluces, que habían visto con sorpresa como los jugadores rusos dedicaban cortes de manga al público y al banquillo local tras conseguir el empate a tres, se reunieron en el centro del campo por orden de Carrasco para volver al vestuario juntos y después de que se fuesen los rusos. "Decidimos quedarnos un rato en el campo pues esos tíos eran auténticos armarios y, a bofetadas, nos hubiésemos ido todos calentitos".
Posible protesta del Sevilla
Una fuente oficial del Sevilla ha reconocido a EL PERIÓDICO que están estudiando la posibilidad de presentar una queja formal frente a la UEFA, no tanto por el comportamiento del equipo juvenil del Spartak, que ya es multireincidente, sino también por ese grupo de 800 rusos sin entrada que atemorizó a toda Sevilla durante todo el día. "No haremos nada hasta que nuestro Consejo de Administración se reuna el próximo lunes, pero es evidente que el ambiente que ha de rodear siempre a la UEFA Youth League es diametralmente opuesto, contrario, a todo este tipo de intimidación y, sobre todo, comportamiento antideportivo".
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