Bolt y Farah se despiden de las pistas

Las dos estrellas dicen adiós con el 4x100 de Jamaica y la final de 5.000, respectivamente

Usain Bolt saluda tras ser tercero en los 100 metros del pasado sábado.

Usain Bolt saluda tras ser tercero en los 100 metros del pasado sábado. / periodico

Gerardo Prieto / Londres

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Usain Bolt se jubila antes de cumplir los 31 dentro de nueve días. Otra leyenda de este deporte, Mo Farah, de 34, deja la pista y se pasa al asfalto (maratón). Ambos se despiden este sábado del tartán (21.20 h., final del 5.000, y 22.50 h., final del 4x100 con Bolt si Jamaica pasa la eliminatoria).

"El mundo seguirá girando sin Bolt", asegura un optimista Sir Sebastian Coe, presidente de la IAAF. El mundo, con el 'Rayo' en pista, se paraba para verle. Con Wayde van Niekerk, su teórico sucesor, de momento solo se frena un poco.

En el atletismo hay un antes y un después de Bolt. Su palmarés y sus marcas dan vértigo. La suma de sus ingresos, según 'Forbes', le sitúa entre los 60 más ricos del deporte mundial (34,2 millones de dólares, alrededor  de 30 millones de euros por publicidad en 2016), impensable para cualquier atleta de primerísimo nivel hace una década.

La leyenda de Bolt puede ampliarse por última vez con la que sería su 23ª medalla global, incluidos sus 8 oros en Juegos Olímpicos y 14 metales mundialistas (11 oros, dos platas y el bronce de los 100 metros aquí en Londres). Deja récords de momento inalcanzables. Curiosamente, es uno de los pocos atletas que nunca ha usado la manoseada frase "los récords están para ser batidos", sino todo lo contrario: 'Faster forever', al menos hasta que tenga descendencia: 9.58 segundos en el 100 metros y 19.19 en el 200. ¿Insuperables? 

Lo que realmente parece insuperable del jamaicano es su empatía y su gracia, y el alcance global que han logrado todas y cada una de sus actuaciones, dentro y fuera de pista.

Modelo para los británicos

Mo Farah, por su parte, es un modelo de integración para los británicos y un ídolo 'runner', no solo por sus cuatro dobletes 5.000-10.000 (dos en Juegos Olímpicos y dos en Mundiales; tres si gana esta tarde el 5.000), también por la facilidad para moverse en carrera y sacar a relucir su famosa sexta marcha a cualquier ritmo, imparable para la legión africana.

Los adioses de Bolt y Mo marcarán la jornada del sábado, penúltima del Mundial. En la de este viernes, la anécdota fue protagonizada por la saltadora serbia Ivana Spanovic. La estadounidense Brittney Reese logró su cuarto título mundial en longitud gracias a un mejor salto de 7,02. Spanovic pasó claramente de los 7 metros en su último intento y se creyó campeona, pero el dorsal que los atletas llevan a la espalda perdió uno de los imperdibles y rozó la arena. El juez, como es lógico, midió el salto desde la última marca, la del dorsal: 6,96, insuficiente incluso para subir al podio. La desolada Spanovic acabó cuarta.