El impacto del estilo azulgrana

Una Masia en Brasil

Duelo de estrellas 8 Neymar persigue a Messi en la final del Mundial de Clubs, el pasado 18 de diciembre.

Duelo de estrellas 8 Neymar persigue a Messi en la final del Mundial de Clubs, el pasado 18 de diciembre.

PATRICIA AMEIJEIRAS
RÍO DE JANEIRO

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Una derrota duele, más si es por 4-0, y si es en la final del Mundial de Clubs ya ni hablamos. Si el que cae es el campeón brasileño y ante el«todopoderoso» Barça, ese dolor es«humillante», y si en el duelo personal entre Messi y Neymar el argentino sale victorioso por KO, el dolor podría convertirse en frustración. Pero mientras otros equipos evitan asumir su responsabilidad, el Santos ha entonado el mea culpa y no solo ha elogiado sin titubeos el juego del Barça, sino que está dispuesto a copiar su modelo de equipo.

El seleccionador brasileño, Mano Menezes, abrió el debate tras la espectacular final azulgrana en Japón.«El Barça ganó como antes ganábamos nosotros. Tenemos que asumir que esa gente está haciendo algo diferente. Comprenderlo es el camino para resolver los problemas»,escribió. Veinte días después el Santos ha comenzado a asimilar lo aprendido. Su presidente, Luis Álvaro de Oliveira Ribeiro, anunció que van replantear el funcionamiento de las categorías base del club con el objetivo de iniciar un método de trabajo y juego idéntico al del equipo catalán.

La derrota ante el Barcelona, reconoce, le abrió los ojos sobre la excesiva dependencia del talento de Neymar que tiene el Santos.«Messi es un malabarista del Cirque du Soleil, tal vez uno de los más hábiles, pero nadie sabe el nombre del malabarista, solo del circo. En Brasil tenemos un malabarista como punto de atención y el conjunto como algo secundario. Es la hora de hacer una revolución»,argumentó.

El equipo que alumbró a Pelé, de cuya cantera han surgido jugadores como Diego, Robinho, Elano, Alex, Ganso, Wesley, André y el propio Neymar, invierte cada año unos cuatro millones de euros en sus cinco categorías inferiores. El presidente quiere mantener la apuesta pero siguiendo la pauta azulgrana.«De nada sirve montar equipos para ganar en las categorías inferiores si después no llegan al equipo profesional con las mismas condiciones»,afirmó el dirigente, que quiere«la misma filosofía de juego (mentalidad ofensiva y posesión del balón) y de deporte colectivo»del Barça.

Para lograrlo apuesta por jugar amistosos con los grandes equipos europeos.«Estamos décadas atrasados respecto al fútbol europeo. Mientras el Barcelona se enfrenta a los mejores, nosotros, con todo el respeto hacia nuestros adversarios, nos enfrentamos al Once Caldas o Ceará, que realizan el mismo fútbol que hace 20 años. Ellos evolucionaron y nosotros nos estancamos»,aseveró. Ribeiro quiere proponer a la federación que altere el calendario del 2012: terminar la liga en agosto para que los clubes de primera división puedan jugar amistosos internacionales.

La idea del presidente del Santos debe de satisfacer a su técnico, Muricy Ramalho. Aunque tras sucumbir al equipo de Guardiola el entrenador aseguró que su esquema era«imposible de adoptar en el fútbol brasileño» porque«se convertiría en caso policial», expresó su esperanza de que el futuro cambie:«El Barça demostró que es posible jugar bien y marcar goles sin ningún atacante. Quizá con el tiempo la gente comience a aceptar eso en el fútbol brasileño».

Messi, normal con Argentina

El presidente del Santos acepta la superioridad del juego del Barça, pero no la de Messi en el duelo con Neymar. De Oliveira no escatimó elogios para el astro argentino, pero cree que«Neymar es mejor».Y explicó el porqué:«Messi tiene una cualidad para el regate notable, pero es parte de un conjunto, el Barcelona. Cuando juega con la selección argentina es muy bueno, pero absolutamente normal. Sin embargo, Neymar es un artista en el Santos, en la selección y si jugase en Chechenia sería igual».

Lo que olvida el presidente brasileño es que su astro fue incapaz de brillar en la final del Mundial contra el Barça. Quizá con el cambio de estrategia del Santos los hombros de Neymar dejarán de cargar en exclusiva con la responsabilidad de la derrota y de la victoria.