'Au revoir', Marruecos

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Un corredor y un ciudadano marroquí durante la Titan Desert.

Un corredor y un ciudadano marroquí durante la Titan Desert. / periodico

SERGI LÓPEZ-EGEA / Enviado especial a la Titan Desert

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"Bond, James Bond". Era lo único que me faltaba hoy viernes por pronunciar en el pelotón, en la etapa del adiós de Marruecos, en la jornada en la que circulabas a 30 kilómetros por hora y te superaban corredores por todos lados. Y ahora me diréis, ¿a qué viene lo de Bond? Pues muy sencillo de explicar, la organización me ha pedido si quería grabar la carrera con unas gafas de espía, unos lentes que llevaban incorporada una pequeña cámara que recogía todas las imágenes que veían mis ojos: el paisaje, el helicóptero sobrevolando la Titan Desert, mis manos sobre el manillar de la bici, las conversaciones rápidas como el pedaleo con otros participantes y hasta los soplidos que daba cuando llegaba un repecho.

Au revoir, Maroc. Es este un maravilloso país, que está lleno de encantos, con unos paisajes sensacionales, un país que merece ser visitado, aunque haya algunos desalmados que pretendan asustar a los turistas con la malicia del terror. Venir aquí, aunque sea sin bici, merece realmente la pena. Esta tarde nos vamos a Nador. Desde allí veremos Melilla, otro encanto, como alguno de sus habitantes. Mañana llega la sierra granadina y se termina la Titan 2011, justo ahora cuando físicamente me encuentro mucho mejor que en el debut de la prueba.

Pero esta noche dos compañeros no cruzarán el Estrecho con nosotros. A ellos quiero dedicar el comentario de hoy porque durante cinco días han formado parte de nuestra familia. Son Said y Mohammed, los dorsales 499 y 500, los dos de mayor numeración. Se les ha negado el visado para cruzar la frontera española. Las autoridades de su país también tendrían que cambiar algunas formas de actuar. ¿Acaso no regresarían? Si se ganan la vida como ciclistas en Marruecos y aquí tienen a los suyos. En fin¿ una injusticia porque les hacía una ilusión tremenda finalizar la prueba y no quedarse con las estrofas del poema que Rafael Albertí dedicó a su amigo Federico: "Nunca vi Granada". Contemplar mañana la Alhambra será como creer en los milagros.