análisis

Maneras de ver el mar

Guardiola saluda al Camp Nou en el Gamper.

Guardiola saluda al Camp Nou en el Gamper.

Juan Villoro

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El hombre es el único animal que se detiene a ver el mar y entiende que las olas sirven para pensar.

Los entrenadores de fútbol reproducen en el estadio el arte de mirar el horizonte en pos de inspiración. Hombres de la orilla, deben sondear las profanidades sin empaparse.

La Liga más seguida del planeta tendrá a los protagonistas de siempre, el Real Madrid y el Barcelona, pero incluirá un excepcional duelo de inteligencias: el portuguésJosé Mourinhocontra el catalán Josep Guardiola. Aparte de ser tocayos y vivir en estado de alerta fútbolística, ¿qué tienen en común?

Se ha llegado a decir que estamos ante una disputa filosófica, el nuevo banquete dePlatón. La verdad es queMourinhoyGuardiolaaplican una inteligencia práctica, destinada a controlar unas pulgadas de la cancha. Sugerir que esta habilidad pertenece a la epistemología es una especialidad argentina, gozosamente ejecutada porMenottiyValdano. MourinhoyGuardiolano son más parcos con el vocabulario y no lanzan frases estrafalarias comoHelenio HerreraoJohan Cruyff.

Parte de su éxito se debe a la contención de su discurso: prometen más esfuerzo que gloria y actúan de pararrayos para que el fracaso los calcine a ellos y salve al equipo. Su sentido de la responsabilidad sólo compite con su entrega. Sería difícil saber cuál de los dos tiene mayor manía por el control, no sólo de la táctica, sino de la gestión completa del club (fichajes, dieta y estado del césped). En la pasada temporada se hablaba del Madrid deFlorentino Pérez. El directivo era el primer violín de esa acaudalada orquesta. Ahora tendrá que tocar el triángulo en la Siberia de las percusiones.Mourinhono comparte las tomas de decisión ni conoce las disyuntivas.

Cabellos maltratados

Si los chamanes del pelo tienen razón, podemos juzgar los nervios del portugués por sus canas y los del catalán por su calvicie. Ninguna profesión maltrata tanto el cabello como la de entrenador.Eduardo Galeanoha dado un consuelo a este respecto: «Si los pelos fueran importantes, estarían dentro de la cabeza».

A primera vista, la mayor diferencia entre los estrategas es de temperamento.Mourinhotiene cara de orgullo permanente, se relaja con un gesto agrio y no pierde el tiempo en los afanes de la simpatía. Sonríe tan poco que uno teme que lo haga: la risa del ogro es una forma de la crueldad. ¿Celebra los triunfos en privado, devorando rivales de chocolate?

Mou, como le llaman los escasos que conocen su aprecio, no ha querido mejorar su imagen porque sabe que si la prensa se concentra en él, deja en paz a sus jugadores. Quienes lo trataron en el Oporto, el Chelsea y el Inter afirman lo asombroso: el líder inflexible es en los entrenamientos afectuoso y compasivo. Sólo así se explica que haya conquistado la Champions con un equipo portugués y haya dominado la Premier League y el Calcio italiano.

Los barcelonistas estamos psicológicamente incapacitados para pensar que un entrenador puede ser tan querido comoGuardiola. Archivemos este punto sentimental, con el que no llegaremos a nada. Lo cierto es que los jugadores deMourinhoestán dispuestos a despellejarse, si no por él, sí por el trofeo que les promete.

La verdadera diferencia entre los estrategas remite a una tensión primigenia: el nómada contra el sedentario, la estirpe deCaíncontra la deAbel.Mourinhoafirma queGuardiolaes el mejor entrenador que puede tener el Barça, porque nació en Santpedor, fue recogepelotas del Camp Nou y jugó en eldream team de Cruyff. Y algo más: en Italia, Qatar y México demostró que los demás equipos le sentaban mal.

El mercenario ideal

Con malicia, Mou lo define como un superhéroe local. En cambio, él es el mercenario ideal de la globalización. Su mente es un portátil que funciona en todas partes; sus ojos tienen la luz del lápiz óptico que registra códigos de barras. Al modo de uncyborg, no necesita un ambiente natural: olvidó su número de serie y la ingeniería que lo creó. Su patria es la cancha que tiene enfrente; sus compatriotas, los cambiantes legionarios a los que adapta sus ideas. Líder sin otra atadura que el éxito, provoca fascinación y espanto.

Por su parte,Guardiolaes el valiente que se atreve a ser amable en un oficio alimentado de rivalidad. CuandoSamuel Etoolo dejó con la mano extendida, dijo: «Le ha dado tanto al Barça que se puede dar el lujo de no darme la mano». Su apoyo a la cantera (el fútbol como prolongación de la infancia), su sentido lúdico del juego y su respeto por los contrarios narran un cuento moral. Un alto porcentaje del barcelonismo lo juzgaba inexperto para dirigir combates multimillonarios. ¿Pueden la ética y la estética dar trofeos? El

Barça deGuardioladisputó seis en el 2009 y ganó seis.

Esta eficacia del bien será puesta a prueba. Dos convicciones se enfrentan o, mejor dicho, dos maneras de ver el mar.Mourinhoviene de la patria deVasco da GamayEnrique el Navegante: considera que el océano se usa para llegar lejos.Guardiolaes el heredero deUlises: sabe que el Mediterráneo existe para volver a casa.