Sátira, arte y erotismo

Decía el escritor Josep Pla que desde el punto de vista crítico Papitu era «probablemente» la mejor revista aparecida en Catalunya a principios del siglo XX. El poeta Joan Perucho destacaba que sus artículos estaban apoyados en «la desfachatez más cordial, libre e independiente». Y el crítico de arte José Francés i Sánchez-Heredero declaró en una conferencia en Madrid que fue «un modelo» para los semanarios satíricos por qué marcó el momento «culminate» de la caricatura catalana contemporánea.

Intelectuales del noucentismo que ayudaron a consolidar la Mancomunitat como Josep Carner, Jaume Bofill y Eugeni d'Ors, junto a los periodistas Manuel Fontdevila, Ferran Canyameres y Màrius Aguilar lograron una aguda sátira política y un retrato mordaz de la sociedad de la época, a lo que ayudaron Pere Calders, Urda, Muntañola, Arturo Moreno, Cabrero Arnal, Passarell, Bon, Roca, Opisso y Junceda. Ello, unido al erotismo, la transgresión y la innovación artística con viñetas, aucas, caricaturas y carteles de Ramon Casas, Isidre Nonell, Manuel Humbert, Xavier Nogués, Josep Aragay, Pau Gargallo, Joan Colom, Josep Maria Junoy, Francesc Labarta y Juan Gris lograron que la primera década de Papitu sea un siglo después considerada «mítica».

De todo ello versa el libro ilustrado Papitu. Sàtira, erotisme i provocació, 1908-1931, editado por Efadós y coordinado por el dibujante Jaume Capdevila, que ha contado con un equipo encabezado por Josep Maria Cadena y Joan Manuel Soldevilla.

«Papitu tuvo la virtud de ser erótica con naturalidad, alejándose de la grosería habitual de las publicaciones llamadas galantes en la época. No había pensamientos turbios ni malsanos detrás», destaca Cadena.

Para Capdevilla, la revista fue un producto singularísimo de la sociedad catalana del cambio del siglo. «Fue transgresora, voluptuosa y afilada y terminó siendo mítica y mitificada», argumenta en el libro el coordinador que también es autor de  Cu-cut! 1902-1912 y L'esquella de la Torratxa, sobre otras publicaciones.