balance de la normativa de la capital catalana

La ordenanza cívica cumple 5 años con récord de denuncias

ORINAR EN PLENA CALLE 3 En la foto un joven hace sus necesidades en la calle durante la fiesta de Gràcia. La escena se repite cada semana en muchas zonas de ocio, pero es una de las multas que más fácilmente se cobran.

ORINAR EN PLENA CALLE 3 En la foto un joven hace sus necesidades en la calle durante la fiesta de Gràcia. La escena se repite cada semana en muchas zonas de ocio, pero es una de las multas que más fácilmente se cobran.

PATRICIA CASTÁN / Barcelona

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mientras algunos se quejan de que en Barcelona impera la ley de la selva y reclaman más mano dura contra el incivismo y los excesos, otros arremeten contra la era de prohibicionismo impuesta desde el ayuntamiento local. ¿Demasiado duros o demasiado blandos? No hay unanimidad ni de lejos sobre la controvertida ordenanza cívica que ahora cumple cinco años. Lo único que es incuestionable es que el 2010 se ha convertido en el año récord de denuncias, con un total de 118.368. ¿Hay más incívicos? Desde el ayuntamiento argumentan a este diario que lo que hay es más policía de proximidad y recursos para actuar más minuciosamente.

Los cinco años de la normativa, que vio la luz con el voto favorable de PSC, CiU y ERC, el voto contrario del actual socio de gobierno de los socialistas, ICV-EUiA, y la abstención del PP, arrojan un balance paralelo al del incremento policial. En el 2006 se pusieron más de 70.000 denuncias, en el 2007 y 2008 se superaron las cien mil, y en los últimos dos años han crecido a razón de unas 8.000 por año. Y botellón y venta ambulante han copado el 44% de intervenciones desde el 2006.

La concejala de Seguridad, Assumpta Escarp, sostiene que el refuerzo de la plantilla de la Guardia Urbana se ha empezado a notar (tras cubrir las bajas de años anteriores) en este último periodo. De los 3.000 agentes, el 70% están en la calle y la disciplina se hace más evidente.

El crecimiento de denuncias lleva a pensar también que el ciudadano tropieza dos veces con la misma piedra, es decir, sigue siendo incívico. La edila defiende lo contrario y asegura que «Barcelona es cívica»,porque pese a contar con 1,6 millones de habitantes y registrar 12 millones de pernoctaciones turísticas al año solo suma 507.782 denuncias por la ordenanza de convivencia desde el 2006, pese a que se «actúa con contundencia».

El ránking se mantiene estable, con un podio de infracciones claramente encabezado por la venta ambulante, que en cinco años ha merecido casi 213.000 actuaciones, tanto por ofrecer latas de cerveza como falsificaciones de diversos productos. El volumen de incautaciones se ha multiplicado por cuatro en solo dos años, hasta alcanzar las casi 700.000 piezas confiscadas. Por detrás, con la mitad de denuncias, se sitúa el consumo de alcohol en la vía pública, uno de los problemas más visibles, mientras que precisamente la consecuencia del botellón, la urgencia por orinar en la calle, se lleva el cuarto puesto, con 38.663 sanciones. En el tercero figura la degradación del entorno urbano con publicidad, carteles y demás, con 51.593 casos. Aunque cabe destacar que los grafitos se contabilizan por separado y que solamente computan 1.779 denuncias en cinco años por que la mayoría de pintadas se tramitan por vía penal.

ALCOHOL Y ORINES / El ayuntamiento asumió la batalla al incivismo apuntando a los blancos más visibles, hasta ir bajando al detalle, donde el viajero comparte culpa con la población local, señala Escarp, especialmente en consumo de alcohol, y alivios fisiológicos en la calle.

En este engranaje, el balance de los cinco años de demandas de intervención al 092 por parte de la ciudadanía constatan una activa participación de los afectados a la hora de denunciar. Más de 52.000 lo han hecho contra conductas que «perturban la convivencia ciudadana», desde ruidos a peleas, mientras que la venta ambulante solo ha propiciado una décima parte de quejas. Muchas menos aún suscitan las que aluden a la presencia de prostitución callejera, aunque repuntaron en el 2010.

Capítulo aparte merece el cobro de las multas impuestas en estos años, que según el ayuntamiento aumenta con los nuevos recursos para ejecutar embargos de residentes fuera de Barcelona e incluso agilizar cobros en el extranjeros, aunque no da cifras. Eso sí, lo que más se cobra (más del 40% de veces y rápido) es lo que más vergüenza da: por mear en la calle. Y también por contactar con prostitutas y beber, cuando no conviene recibir la multa en casa.