SENTENCIA PIONERA

El juez reconoce que el amianto causó cáncer de esófago a un trabajador en Castelldefels

La fábrica de Uralita en Cerdanyola del Vallès, donde se trabajaba con amianto, a principios de los 80. / PACO ELVIRA

Sentencia pionera en Barcelona. Un juez de la capital catalana ha reconocido como enfermedad profesional el cáncer de esófago que causó la muerte de un hombre que había trabajado más de dos décadas en la fabricación de amianto en la planta Rocalla de Castelldefels (Barcelona), por lo que ha obligado a la Seguridad Social a elevar la pensión de su viuda.

En una sentencia pionera, el Juzgado de lo social número 3 de Barcelona estima la demanda presentada por la viuda el trabajador, representada en los tribunales por el bufete de abogados Col.lectiu Ronda, y obliga a la Seguridad Social a incrementarle la pensión de viduedad hasta el 52% de la base reguladora de 16.245 euros anuales.

El empleado fallecido, que había trabajado durante más de 20 años en la fabricación de amianto para la empresa Rocalla -que más tarde fue absorbida por Uralita-, murió en el 2014 debido a un cáncer de esófago y la Seguridad Social reconoció a su viuda una pensión derivada de enfermedad común.

EL TABACO, MULTIPLICADOR

La sentencia admite que el trabajador estuvo a expuesto a otros factores de riesgo de desarrollar cáncer de esófago, ya que durante 26 años fue fumador de un paquete diario, pero resalta que esa adicción "no esa una causa sino que actúa como efecto multiplicador" en las enfermedades derivadas de inhalación de asbesto.

En ese sentido, el juez recalca que en la literatura médica "hay suficientes evidencias científicas que ponen de manifiesto que la neoplasia de esófago tiene relación con la exposición al amianto", por lo que acuerda reconocer como profesional la enfermedad que causó la muerte del trabajador.

Para el abogado del Col.lectiu Ronda Alex Tisminetzky, que ha llevado el caso, la sentencia es "especialmente trascendente e innovadora", teniendo en cuenta que el cáncer de esófago no está incluido en el baremo oficial de enfermedades profesionales.

Este baremo, sostiene el letrado, "se utiliza a menudo como si se tratara de una herramienta completamente exhaustiva e infalible, pese a que su criterio se ve sobrepasado en muchas ocasiones por las evidencias científicas y médicas".