REAPARECE Y SE SINCERA

Màxim Huerta critica a las "televisiones que van de progresistas": "Trataron mi nombramiento con un fondo de burla"

El presentador reconoce que habría seguido como Ministro de cultura "con un poco de apoyo del gobierno"

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Redacción Yotele

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Tras un tiempo alejado de los medios de comunicación, Màxim Huerta ha reaparecido para hablar de su corta trayectoria como ministro de cultura tras haberse visto obligado a dimitir pocos días después de aceptar el cargo.

En una entrevista con Icon, el periodista revela los duros momentos por los que pasó: “Ha sido como una enfermedad”. “Es algo muy importante en mi vida, aunque exceptuando la muerte de mi padre, también es lo que más sufrimiento me ha generado”, afirma.

Sobre la sanción administrativa -que no fraude- con Hacienda que le hizo dimitir, Huerta afirma que no reparó en ese episodio antes porque “se me cayó tanto el pelo de los nervios en su momento y estaba tan pagado, sufrido y saldado que ni lo recordaba hasta que volvió a aparecer”.

Con un poco de apoyo por parte del Gobierno me habría quedado, pero unos años atrás Pedro Sánchez ya dijo que no tendría a nadie con sociedades en su Gobierno. Y fui consciente de que me había convertido en un problema para él”, reconoce.

Sobre la oferta: “Recibo la llamada ahora y vuelvo a aceptar”

El ministro más breve de la historia de la democracia recuerda también cómo recibió la llamada de Pedro Sánchez: “Las ganas y la ilusión me pudieron”, afirma. “Me lo dijo claramente: ‘No cuelgo. Tienes que decirme si aceptas’. Acepté. Y no pude terminar el desayuno”.

Pero, pese al sufrimiento de aquellos días, Huerta volvería aceptar: “Recibo la llamada ahora y vuelvo a aceptar. Mi nivel de compromiso con algo que me gusta tanto como la cultura, y decidir, apoyar y fomentar las cosas que más me gustan en esta vida…, pues acepto, claro que acepto”. 

Dardo a las “televisiones que van de progresistas” por el tratamiento de su nombramiento

Por otro lado, el presentador manda un dardo a sus compañeros del gremio: “Desde las televisiones que van de progresistas y maestras del periodismo trataron mi nombramiento con un fondo de burla. Y no tan fondo. Me di cuenta de que para algunos era un intruso”.

Se satanizaba de dónde venía, que para casi todo el mundo no era otro sitio que el sofá de Ana Rosa, del que me siento muy orgulloso y en el que aprendí muchísimo”, asegura tajante. “Yo era fácil de ridiculizar, por maricón, por venir de la tele, por asuntos varios, como mis tuits cogidos con pinzas donde se interpretó que odiaba el deporte. Da igual que explicara cien veces que mi problema era no practicarlo porque soy asmático”, añade.