evolución del mercado inmobiliario

El auge del 'coworking' dispara los precios en Barcelona y Madrid

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Gabriel Ubieto / Max Jiménez Botías

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La nueva economía hace tiempo que abandonó la fábrica para pasarse al 'coworking' y los espacios diáfanos, con múltiples servicios y compartidos entre pequeños proyectos han sustituido las grandes oficinas. El trabajo trabajo colaborativo está en plena efervescencia en la mayoría de grandes ciudades de todo el mundo y Barcelona y Madrid no son una excepción. Las cifras así lo revelan: sube la demanda, sube la oferta y también suben los precios. 

El ritmo de apertura de espacios flexibles, principalmente en Barcelona, aunque también Madrid no para de engorda su estoc. Estos ya representan el 2,4% de la superficie total de oficinas (seis millones de metros cuadrados), con más de 30.000 metros incorporados en el primer trimestre del año, según el último informe sobre esta actividad en las dos principales ciudades españolas, elaborado por la consultora inmobiliaria JLL. En Madrid, el porcentaje representa el 1,6% de los 15,2 millones de metros que tiene el parque actual, con 23.000 metros sumados en los primeros tres meses del año.

Y junto a la oferta, correspondida por la demanda, suben los precios. El sector no dispone de estadística fiables, pero varias fuentes  reconocen el alza de precios que se mueven entre el 20% y el 60% en los tres últimos años impulsada por la presión inmobiliaria y la demanda de mayor sofisticación de los espacios. "Hemos subido los precios, pero es que empezamos con un par de mesas y un modem y ahora ofrecemos una amplia gama de servicios", cuenta el cofundador y consejero delegado de Aticco, Gabriel Espin. El coste medio para entrar a sus oficinas era de 220 euros en el 2016 y ahora es de 360, un 63% más.

Tendencia generalizada

En SC Trade Center, con espacios en Sant Cugat y Passeig de Gràcia, también han subido precios, concretamente el 20% desde que empezaron en el 2015. "Hemos de alinearnos con la competencia", afirman desde la empresa. Y es que la tendencia es generalizada, pues el 63% de las empresas de espacio flexible prevén aumentar sus precios el próximo año, según un informe de la consultora Cushman&Wakefield.

Las demandas cambian y el concepto evoluciona, como su uso. Lo que en los ochenta se denominaba ‘centro de negocios’ ha pasado a llamarse ‘coworking’. Pero incluso, esa es una definición que está en plena evolución; el término más reciente es el de ‘oficina flexible’. En cierta medida porque ‘coworking’ se ha asociado principalmente al trabajo colaborativo, pero existen otras fórmulas que se abren camino en esta actividad y que han dado paso a empresas más consolidades.

Si antes el perfil que copaba estos espacios era el de ‘start-up’ o autónomos que no tardaba mucho en abandonarlos, hoy a los alquileres de Aticco o SC Trade Center, así como a las grandes del sector, llegan empresas ya consolidadas. "Acabamos de cerrar un alquiler con una compañía de 400 trabajadores", cuenta Espin. La pujanza inmobiliaria del ‘coworking’ se adapta al tamaño de la empresa española: "Somos un país de pymes y el tamaño de esas empresas es más adecuado para el concepto de oficina flexible", explica José Miguel Setién, de la consultora JLL.

Una mutación y una pujanza de precios que, inevitablemente, genera efectos colaterales. Sandra, autónoma que graba y produce vídeos corporativos para empresas, cuenta que actualmente trabaja desde casa porque no puede asumir un coworking. "Estoy empezando y los encargos van y vienen. Con la cuota de autónomos ya voy justa y no puedo asumir más costes", explica. Una situación similar a la que cuenta Alba, redactora de contenidos web. "Estoy mirando, pero necesito trabajar de noche y los abiertos 24 horas suben bastante de precio", cuenta.

Vino para quedarse

Es un negocio que cubre una función social al alza. "La duda es quiénes serán los operadores que lo dominen, pero el negocio ha venido para quedarse”, sostiene Setién. El tamaño es un factor a considerar, pero también el coste de estos espacios."Si tienes un proyecto temporal y tienes que amortizar esa inversión en tres años, es mucho mejor un espacio flexible, porque te evita el coste de vestir una oficina", explica. Con un horizonte temporal a más largo plazo –a 10 años, por ejemplo--, "no compensa", agrega.

Desde JLL apuntan que es precisamente el modelo híbrido, propio de operadores como WeWorkSpaces e Impact Hub, el que predomina en las nuevas aperturas. De hecho, estas operadoras, junto Regus y Utopicus (Colonial) dominan ya el mercado, que tiende a crecer. Y si ocurre como en Ámsterdam o Londres, donde representa entre el 4% y el 5% del estoc de oficinas, el recorrido que queda es bastante elevado.