Ética en entredicho

La última y peligrosa moda que llevan a cabo algunas empresas

Lo que el jefe no ve (noticia publicada en octubre de 2015)

El cargo que importan empresas españolas para reconocer al que crea buen rollo

Jens Ritter

Jens Ritter / Linkedin Jens Ritter

Gisela Boada

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Muchos empleados se pasan años trabajando en una empresa sin llegar a conocer nunca al director general de la compañía. Uno de los rasgos de las multinacionales es precisamente esta distancia entre trabajadores y equipo directivo: es prácticamente imposible que un director (CEO) conozca a todos sus trabajadores y, menos aún, que sepa las funciones de cada uno.

A veces se les critica precisamente ese desconocimiento: ¿Cómo es posible que un CEO dirija una multinacional sin saber cómo funcionan los departamentos más básicos de la empresa? Ante esta paradoja empresarial, algunas compañías están empezando a llevar a cabo una práctica polémica en sus estructuras de trabajo.

No es algo nuevo. De hecho, en España (La Sexta) se emite un 'reality' dedicado exclusivamente a explicar ejemplos de esta práctica en las empresas. Los episodios de 'El jefe infiltrado' desenmascaran este experimento que hacen algunas firmas: altos directivos se camuflan en departamentos inferiores para ser 'simples empleados' y conocer las empresas desde dentro.

El caso de Lufthansa

Hace pocos días, Jens Ritter, CEO de la aerolínea Lufthansa, publicó en Linkedin su experiencia infiltrándose en la tripulación de un vuelo de Alemania a Arabia Saudí. "Me sorprendió lo mucho que aprendí en estas pocas horas. Decidir cosas en la oficina será diferente después de sentir realmente las decisiones a bordo", publicaba tras el vuelo.

El máximo responsable de la compañía reconocía que nunca antes había trabajado en ese puesto. "A veces, es necesario cambiar de perspectiva para adquirir nuevos conocimientos", explicaba en su comunicado.

Una práctica común en aerolíneas

El caso de Ritter no es el primero dentro del sector de las aerolíneas. Este año ha habido por lo menos dos casos reconocidos. En enero, el director ejecutivo de Air New Zeland -aerolínea que hace poco levantó un gran revuelo con su iniciativa de pesar a todos sus pasajeros-, Greg Froan, fue visto manipulando equipajes en uno de los aeropuertos donde opera la compañía aérea. También en mayo la CEO de la compañía alemana KLM, Marjan Rinte, se infiltró entre la tripulación de un vuelo Ámsterdam-Los Ángeles.

Problemas éticos y morales

La finalidad de este ejercicio es, según sus ejecutadores, conocer de primera mano los problemas que se pueden dar en los niveles más inferiores de la empresa para mejorar sus recursos y condiciones, con el fin de beneficiar a la empresa y a sus trabajadores. Sin embargo, son muchas las críticas que recibe esta práctica: espionaje, "márketing" e incluso, en algunos casos, es tildado de ser un acto peligroso.

Las dudas éticas que genera esta práctica responden a un abuso de superioridad que debería ser inaceptable en una compañía. Las multinacionales tienen directivos intermedios que, de darse un buen funcionamiento de la empresa, deberían conocer el funcionamiento de sus empleados sobre los que tiene una responsabilidad directiva.

En algunos casos, se considera esta actuación como una forma de quedar bien de cara al público. Algo parecido a un "márketing empresarial" para proyectar una imagen de confianza y responsabilidad de los altos cargos en relación con el resto de la empresa, y al servicio ofrecido a los clientes.